Por haber actuado como observador de las prácticas policiales durante las numerosas manifestaciones de las calles, vinculadas a la oposición que ha protagonizado una gran parte de la población contra la política del gobierno, por haber criticado a las fuerzas del orden y denunciado las numerosas violaciones de la libertad de manifestación, el Ministro del Interior amenazó a la LDH con poner en cuestión las subvenciones públicas que le conceden el gobierno o las autoridades locales.
Creada en 1898 para luchar contra la arbitrariedad del Estado de la que fue víctima el capitán Dreyfus por ser judío, la LDH siempre ha defendido las libertades y el respeto del Estado de derecho y únicamente se le ha impedido desempeñar este papel cuando el régimen de Vichy la disolvió durante la Segunda Guerra Mundial.
Hoy, atacar a la LDH mediante amenazas a su financiación es un intento de debilitar un contrapoder, es un ataque a la libertad de asociación, de manifestación, a la libertad de expresión y al funcionamiento democrático.
La FIDH y sus 188 organizaciones, presentes en los cinco continentes, recuerdan que la interrupción de la financiación es a menudo la primera medida represiva utilizada por los regímenes autoritarios y las democracias antiliberales para impedir que las personas defensoras de los derechos humanos lleven a cabo su trabajo esencial.
Por ello, la FIDH y sus ligas apoyan a la LDH en sus luchas y piden al gobierno francés que respete los derechos humanos y el Estado de derecho.