La FIDH entre bastidores en el 47.º periodo de sesiones del Consejo de Derechos Humanos
Incidencia, resoluciones, decisiones, relatorías especiales: ¿les parece compleja esta jerga de la ONU? A pesar de ello, forma parte integrante del sistema internacional de derechos humanos, consagrado en el marco de las Naciones Unidas desde 2006 por el Consejo de Derechos Humanos, que celebra su 47.º periodo de sesiones a partir del 21 de junio.
Este periodo de sesiones será la ocasión de debatir cuestiones sensibles de actualidad relativas a los derechos fundamentales en el mundo, como la represión de las minorías en Myanmar, las crisis persistentes en Belarús y Venezuela o las consecuencias de la situación en Palestina. Frente a los Estados, que defienden posiciones a veces insostenibles, la sociedad civil tiene una oportunidad especial para hacer oír su voz, y la FIDH está ahí para apoyar a sus organizaciones miembros en este sentido y avanzar en la defensa de los derechos humanos de todas las personas.
Un equipo excepcional.
Durante las sesiones del Consejo de Derechos Humanos (CDH) en Ginebra, podemos reunirnos con estas representaciones gubernamentales, que utilizan sus mejores argumentos para defender los intereses de sus gobiernos opuestos a los derechos humanos. Su intención es minimizar a toda costa la mala publicidad que podría causarles la adopción de una resolución demasiado dura por parte del Consejo de Derechos Humanos. El objetivo de la FIDH es que quienes son responsables de violaciones de los derechos humanos, aunque sean Estados, rindan cuentas.
Para contrarrestar sus argumentos y obligarles a asumir su responsabilidad, la FIDH ha optado por establecer una delegación permanente, con sede en Ginebra, que trabaja a diario durante todo el año en expedientes muy técnicos y a menudo delicados. Esta documentación, recopilada en su mayor parte por nuestras organizaciones miembros, es la base de nuestro trabajo de incidencia ante los Estados y el Consejo de Derechos Humanos. Así, para este 47.º periodo de sesiones, nuestros sabuesos han elaborado un expediente muy preciso sobre el nivel de violaciones de los derechos humanos que se está produciendo en Myanmar desde el golpe de Estado de la junta el 1 de febrero pasado. Más de 800 ejecuciones sumarias, más de 5500 detenciones arbitrarias, ataques indiscriminados en zonas con población étnica, por no hablar de los cientos de miles de personas desplazadas que han causado estos combates... Los crímenes de la junta birmana deben cesar, y la FIDH, durante este periodo de sesiones, estará presente para pedir a la comunidad internacional que mantenga una condena firme. Se trata igualmente de obtener que se formule una recomendación para que las empresas extranjeras dejen de mantener relación con el régimen, a riesgo de convertirse en sus cómplices.
Objetivos y mensajes claros.
→ Precisamente durante este periodo de sesiones está previsto que se adopte el Examen Periódico Universal sobre Myanmar, una especie de control técnico de los derechos humanos, al que los 193 Estados miembros de la ONU deben someterse periódicamente. Dado que la comunidad de Estados no puede aceptar este golpe de Estado en Myanmar, en gran medida rechazado por la población del país, la FIDH, junto con otras 400 organizaciones de la sociedad civil, pedimos que se aplace el proceso del examen para no legitimar a una autoridad que no representa al pueblo birmano.
→ Esperamos más resultados de este 47.º periodo de sesiones. Ante la obstinación y la ciega brutalidad del presidente belaruso Lukaschenko, que no dudó en secuestrar un avión para detener a un bloguero de la oposición y a su pareja, pedimos que se renueve el cargo de Relator Especial sobre Belarús, creado en 2012. De este modo, el mandato podría continuar informando a la comunidad internacional sobre la evolución de los derechos humanos y proponer recomendaciones para que el gobierno belaruso respete los derechos de su ciudadanía.
→ La FIDH también hace un llamamiento, dado el contexto y los últimos acontecimientos de mayo de 2021, para que la comunidad internacional reconozca finalmente la situación de apartheid que actualmente impera en Israel, los territorios palestinos ocupados y el Golán. Instamos asimismo a la comunidad internacional a que apoye a las personas defensoras de los derechos humanos israelíes y palestinas acusadas falsamente de terrorismo y antisemitismo por el poder de Jerusalén a causa de sus opiniones críticas.
→ En cuanto a Venezuela, la comunidad internacional debe seguir presionando a este país para que ponga fin a su política de represión de la sociedad civil.
→ Insistimos también en la necesidad de establecer un mecanismo de supervisión y presentación de informes sobre la situación de los derechos humanos en Egipto, un país en el que decenas de miles de personas detenidas sin un juicio justo siguen en prisión, donde la tortura es sistemática y la represión de las personas defensoras y la sociedad civil es cada vez más dura.
→ Sobre China: la sociedad civil pide urgentemente a la comunidad internacional que plantee la situación de Xinjiang. La FIDH también pide que se rompan los vínculos económicos de las empresas extranjeras que obtienen beneficios en esta región a costa del trabajo forzoso, a fin de que no se conviertan en cómplices de posibles crímenes contra la humanidad, crímenes especialmente dirigidos contra la población iugur y otras minorías, y que pueden llegar hasta el tráfico de órganos, como ha confirmado una reciente investigación de la ONU.
→ El cambio climático: una amenaza para la humanidad. El calentamiento global pone en peligro la realización de todos los derechos humanos para las generaciones presentes y futuras. A medida que se agrava el impacto de la crisis climática, es hora de que el Consejo de Derechos Humanos de la ONU tome medidas reales para abordar y prevenir sus consecuencias en materia de derechos humanos. Por este motivo, en el 47.º periodo de sesiones del Consejo presionaremos para que se cree una Relatoría Especial sobre cambio climático y los derechos humanos.
En marzo de 2021, gracias en parte a nuestra labor de incidencia, casi 57 estados firmaron una declaración conjunta en la que se pedía el establecimiento de dicho mecanismo. Volveremos a hacer todo lo que esté en nuestras manos para lograrlo.