Los ataques terroristas de una violencia sin precedentes del 11 de septiembre de 2001 contra los Estados Unidos han tenido un gran impacto y han revelado la amenaza multiforme del terrorismo internacional contra la paz y la seguridad mundial.
Los atentados cometidos contra una población civil no pueden encontrar cualquier justificación y sus autores deben ser llevados a los tribunales, en el estricto respeto de las normas universales de protección de los derechos humanos.
Sin embargo, después de ese triste día, la situación internacional de los derechos humanos se ha agravado. Algunos Estados han desviado su «lucha contra el terrorismo» para adoptar medidas de seguridad, reducir todavía más la oposición en el seno de sus países y en todos los casos para legitimar violaciones de los derechos humanos.