Los testimonios han sido escritos por la presentadora italiana Serena Dandini, que colabora con la investigadora Maura Misiti en el marco del proyecto teatral titulado "Heridas de Muerte", cuya representación se ha organizado, por primera vez, en Túnez para el 8 de marzo, por iniciativa de la FIDH y de sus organizaciones miembros en Túnez, la ATFD y la LTDH.
La violencia contra las mujeres hace estragos en todo el mundo. La violencia doméstica, sexual, la trata de mujeres, los crímenes de honor, la esclavitud sexual, los matrimonios forzados, la mutilación genital femenina... Son todas ellas expresiones diferentes de esta terrible plaga. Muy a menudo, los autores no reciben castigo alguno y las víctimas no logran hacer valer sus derechos. "Cuando se cumple el 20º aniversario de la Declaración de Beijing el balance en materia de violencia contra las mujeres es lamentable. Los Gobiernos deben asumir su obligación de poner fin a esta epidemia, tanto en la esfera pública como en la esfera privada, mediante la adopción de las medidas legislativas y políticas necesarias", declaró Karim Lahidji, presidente de la FIDH.
En una carta escrita a su compañera de clase, Mariam habla de su impaciencia por descubrir su país, Mali, donde le espera una gran fiesta para celebrar su paso de niña al de mujer. Pero para convertirse en una mujer, debe pasar por la ablación.
En Mali, el 89% de las niñas son sometidas a mutilaciones genitales. En Somalia, son víctimas de estas prácticas el 98%, en Guinea el 96%, en Yibuti el 93% y en Egipto el 91%. Son más de 130 millones en todo el mundo. En 2012, la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó una resolución en la que instaba a que se intensificasen los esfuerzos para eliminar esta atrocidad, que sigue vigente en una treintena de países donde no existe la voluntad política necesaria para transformar este compromiso en acciones.
Tenía nueve años cuando su marido la dejó embarazada. Era tan pequeña que no logró dar a luz a su bebé y ambos murieron.
Este es el destino de miles de niñas en todo el mundo, embarazadas a consecuencia de agresiones sexuales a menudo perpetradas en el marco de un matrimonio forzado. En muchos países el aborto en caso de violación está prohibido. En Nicaragua, El Salvador, en Chile y en la República Dominicana, la interrupción voluntaria del embarazo está prohibida sin ningún tipo de excepción. En Irlanda, en Senegal (ver enlace al informe), en Costa de Marfil y en Bangladesh existen leyes extremadamente restrictivas que no permiten levantar la prohibición de abortar más que cuando la vida de la mujer corre peligro. Además, todas estas respectivas legislaciones implican unas obligaciones tales en términos de procedimiento, que impide que las mujeres puedan, de hecho, recurrir a ellas. Así, se las empuja al aborto clandestino, poniendo en peligro su vida.
En muchos países, el aumento de grupos fundamentalistas va acompañado de actos de una violencia inaudita cuyo objetivo es privar a las mujeres y a las niñas de sus derechos fundamentales, el derecho a la vida, a la seguridad, a la educación... Son objetivo de los talibanes en Pakistán y en Afganistán, del grupo Al Shabab, de Daesh en Iraq y en Siria o de Boko Haram en Nigeria, se las tortura, se las viola, se las casa a la fuerza, se las vende, se las esclaviza, se las mata y se las sacrifica en "atentados suicidas".
"Determinadas a luchar contra el azote de la violencia contra las mujeres, la FIDH y sus organizaciones miembros documentan estos actos de violencia y abogan sin descanso ante las autoridades de todo el mundo en favor de la adopción de leyes y políticas para poner fin a la impunidad y garantizar el acceso de las mujeres a la justicia, a las medidas de protección y de reparación. De hecho, los Estados son los únicos que tienen el poder y la responsabilidad de terminar con esta epidemia." afirma Khadija Cherif, secretaria general adjunta de los derechos de las mujeres de la FIDH.