París, Berlín. 15 de abril, 2024. La corrupción tiene amplias repercusiones que generan elevados costos políticos y económicos y vulneran el medio ambiente y los derechos humanos. Agudiza las desigualdades y profundiza la pobreza; las personas vulnerables y marginadas se ven afectadas de forma desproporcionada. Sin embargo, en vez de disminuir, la gran corrupción -el abuso de poder a alto nivel que beneficia a unos pocos a expensas de la mayoría- va en aumento, lo que perjudica considerablemente a las personas y a las sociedades a nivel mundial.
El reconocimiento del devastador impacto de la corrupción en los derechos humanos ha ido cobrando fuerza; sin embargo, los actos corruptos suelen quedar impunes. Además, hasta ahora, el movimiento anticorrupción y el movimiento de derechos humanos tendían a trabajar por separado. Para alcanzar mayores resultados, en lugar de trabajar aislados, en silos, los dos movimientos deben colaborar.
En esta óptica, la Federación Internacional por los Derechos Humanos (FIDH), Transparencia Internacional y Transparencia Internacional-Francia han sellado una alianza para poner en marcha estrategias que responsabilicen a los Estados, los individuos y las empresas por actos de gran corrupción. El programa conjunto de las organizaciones, "Lucha contra la gran corrupción: una palanca esencial para proteger los derechos humanos en todo el mundo", cuenta con la financiación de la Agencia Francesa de Desarrollo (AFD).
Además de la sección francesa de Transparencia Internacional, participan activamente otras secciones nacionales de Transparencia Internacional y organizaciones miembros de la FIDH en 11 países, uniendo fuerzas y conocimientos para esta lucha. La iniciativa reúne a 23 organizaciones de derechos humanos y de lucha contra la corrupción y facilita el diálogo, la colaboración y el intercambio de conocimientos entre ellas.
Una piedra angular de la estrategia de las organizaciones es el desarrollo de una guía metodológica y de incidencia política basada en los derechos humanos para documentar la gran corrupción. Se impartirá formación a líderes de la sociedad civil para que se valgan de la guía en sus países y realicen labores de incidencia a escala nacional e internacional. Entre las demás acciones clave del programa se encuentran los litigios para perseguir los actos de gran corrupción y la incidencia para fortalecer la gobernanza mundial respecto a la corrupción y los derechos humanos.
Ante el auge de las grandes tramas de corrupción, la captura de estructuras estatales por élites cleptocráticas, el crimen organizado y las empresas, resulta imprescindible que el movimiento de derechos humanos y el movimiento anticorrupción trabajen juntos para lograr avances tangibles en la lucha contra la gran corrupción y la prevención de los abusos conexos contra los derechos humanos.