Herencia: la igualdad se burla de las mujeres en el Magreb

ATFD

En Túnez, Marruecos y Argelia, la sociedad civil nunca ha renunciado a hacer oír sus reivindicaciones, independientemente del régimen. Las mujeres, en particular, llevan décadas luchando por conseguir más igualdad y libertad y si hay un tema que simboliza la tradición de la injusticia que quieren abolir, es la desigualdad entre hombres y mujeres en materia de herencia.

La realidad es que en ninguno de estos países las mujeres son iguales a sus hermanos, hijos, primos o maridos en términos de herencia. La FIDH y sus organizaciones asociadas luchan por la eliminación de este último obstáculo patriarcal, que continúa impidiendo a las mujeres disfrutar plenamente de su independencia. La desigualdad en la herencia, que figura en la totalidad de los códigos que rigen la vida familiar en estos países y en sus numerosas leyes sexistas, contribuye al empobrecimiento de muchas mujeres o a mantenerlas sumidas en ella.

Un freno al desarrollo

Esta práctica, basada en costumbres ancestrales y en el conservadurismo social, surge en nombre de una dudosa interpretación de la ley islámica y tiene consecuencias dramáticas. Así, en las zonas rurales las viudas pueden perder sus tierras de la noche a la mañana que pasan a manos de familiares a los que ni siquiera conocen, a pesar de que en estas regiones la mano de obra femenina suele ser indispensable para el mantenimiento de las explotaciones.

Además, las mujeres de Túnez, Argelia y Marruecos ocupan cada vez más puestos de trabajo cualificados y con frecuencia son el motor de la economía familiar. Sin embargo, a menudo son cabezas de familia y se ven obligadas a lidiar con normas de otros tiempos que las hacen vulnerables. Los estudios realizados por nuestras organizaciones miembros también demuestran que el uso de la parte de la herencia que corresponde a las mujeres beneficia a la economía real mucho más que la de los hombres. Por ello, la desigualdad en la herencia supone también un freno para el desarrollo de toda una sociedad.

En los tres países, la igualdad de género se ha consagrado en las constituciones y todos ellos han ratificado la Convención Internacional sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra las Mujeres (CEDAW). Sin embargo, al mismo tiempo, han formulado reservas que impiden abordar la cuestión esencial de la herencia. La FIDH y sus organizaciones asociadas en el Magreb continúan denunciando esta aberración, mientras que, tras décadas de intensa lucha, los derechos de las mujeres comienzan por fin a avanzar.

Las pioneras tunecinas

En Túnez, el movimiento por los derechos de las mujeres, que desempeñó un importante papel en el proceso de descolonización, alcanzó muy pronto un grado de emancipación que rara vez se ha igualado en el mundo árabe-musulmán. En 1956, Habib Bourguiba promulgó el Código del Estatuto Personal, un texto deliberadamente reformista y vanguardista, que parecía una auténtica revolución para la condición de las mujeres.

Gracias a la movilización de las mujeres tunecinas, el texto ha sufrido numerosas modificaciones positivas a lo largo de los años. Sin embargo, hasta la revolución tunecina de 2011 no se incorporó la "igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres", que formó parte de la nueva Constitución de 2014.

En cuanto a la herencia, el statu quo sigue claramente vigente. En 2018, se lanzó un proyecto de ley para establecer la herencia igualitaria, aunque fue pospuesto a 2019 por los miembros del parlamento –asustados por una probable derrota electoral–, y el proyecto fue definitivamente abandonado por el presidente Kaïs Saïed en su discurso del 13 de agosto de 2020. Las mujeres tunecinas aún no pueden beneficiarse de la igualdad de derechos sucesorios ante la ley, lo que, según la FIDH y sus organizaciones tunecinas, constituye una violación de la Constitución de 2014.

La Moudawana marroquí

Mucho antes de las revoluciones árabes, las mujeres marroquíes también habían conseguido dos reformas de la Moudawana. Este texto legal, considerado sagrado y codificado legalmente en 1958 bajo el impulso de Mohamed V, sigue haciendo las veces de Código de Familia. Modificada por primera vez por Hassan II en 1993, continúa siendo ampliamente discriminatoria en favor de los hombres.

En 2004, tras una intensa lucha contra las organizaciones islamistas, las mujeres marroquíes obtuvieron una nueva victoria al lograr una modificación mucho más ambiciosa de este texto, que fue promulgada por el joven soberano Mohamed VI. Las mujeres marroquíes habían entrado teóricamente en una nueva era de emancipación y modernidad.

Sin embargo, estos cambios chocaron con las tradiciones culturales y la presión de las fuerzas más conservadoras, lo que contribuyó en gran medida a frenar su aplicación. La herencia, de nuevo, sigue siendo la cuestión más controvertida. En 2015, las feministas marroquíes obtuvieron un informe del Consejo Nacional de Derechos Humanos en el que se pedía oficialmente al gobierno que garantizara la igualdad ante la herencia. Hasta ahora, ha sido en vano, pero con el apoyo de este documento, el tema se retoma por fin con regularidad en la Asamblea marroquí.

El anacronismo argelino

Por último, aunque también participaron activamente en el acceso a la independencia, las mujeres argelinas no obtuvieron la emancipación, ni mucho menos. Aunque la Constitución de 1976 garantizaba la igualdad de género, la adopción de un Código de Familia en 1984, fuertemente inspirado por los movimientos conservadores, volvió a sumir a las mujeres argelinas en una situación degradante de total dependencia de los hombres que las rodeaban.

No se volvió a debatir el tema de la igualdad de género hasta el final de la sangrienta década de los 90. Una vez más, tras encendidos debates, se modificó este código anacrónico en 2005, aunque solo marginalmente.

Las organizaciones feministas, implicadas en gran medida en el movimiento Hirak iniciado en 2019, siguen considerando que el texto es contrario a la Constitución y exigen simplemente su derogación. La discriminación en la herencia es, por supuesto, el principal punto de controversia.

Una acción coordinada

Para hacer frente a este statu quo generalizado en toda la región, surgió la idea de una acción conjunta de los movimientos de mujeres de estos tres países. Así, la Asociación Tunecina de Mujeres Democráticas (ATFD) y la FIDH pusieron en marcha una acción coordinada, para que sus campañas fueran más eficaces.

Organizamos conjuntamente un seminario regional sobre la igualdad en la herencia en el Magreb en 2018, tras el que se elaboró un programa diseñado para identificar claramente los obstáculos que bloquean esta reforma fundamental, país por país. Todas las observaciones fueron la base para redactar un informe, una verdadera caja de herramientas para que las mujeres del Magreb puedan argumentar a favor de la igualdad en la herencia.

A continuación se elaboró material de campaña (vídeos, material visual, etc.) y se distribuyó entre nuestras organizaciones miembros para apoyar nuestras reivindicaciones, especialmente a través de las redes sociales. Uno de los objetivos a largo plazo es proponer un proyecto de ley modelo sobre la igualdad en la herencia, que podrían presentar autoridades electas valientes, que tengan inquietud por la modernización de su país.

Las revoluciones árabes y Hirak: oportunidades que hay que aprovechar

En Túnez, Argelia y Marruecos, los movimientos sociales de los últimos diez años han reforzado considerablemente la capacidad de movilización de las organizaciones de mujeres, que no piensan bajar la guardia.

En Túnez, continúan siguiendo de cerca las convulsiones políticas de la revolución de 2011, en la que Kaïs Saïed asumió plenos poderes, y están decididas a que se respeten finalmente sus derechos consagrados en la Constitución de 2014. En Marruecos y Argelia, han aportado nuevas y poderosas ideas de igualdad a los movimientos del Hirak, que muchos hombres se declaran dispuestos a adoptar.

En los tres países, la feroz resistencia de los círculos conservadores contra la igualdad en la herencia y, en general, contra los derechos universales de las mujeres, ha reforzado nuestra convicción de que esta lucha es fundamental para hacer avanzar la situación de las mujeres. La FIDH estará siempre a su lado para que la igualdad a la que tienen derecho se traduzca finalmente en verdaderas reformas del derecho y de la sociedad, ¡en beneficio de todas las personas!

Ver aquí nuestro informe (en francés)

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