La FIDH pierde a un extraordinario embajador, y mucho más: a un amigo, un padre, una inspiración. Un compañero.
Stéphane encarnaba en todo su ser la universalidad de los derechos humanos. Se había movilizado totalmente para defenderlos en todo momento, en todas partes.
La resistencia a la opresión, la indignación visceral contra lo arbitrario, la pasión por la acción y la transmisión, la ponderación, la obsesión por la escucha y el diálogo, la dulzura, la poesía, la extraordinaria humanidad: la personalidad de Stéphane Hessel marcó profundamente a los miembros de la FIDH en el mundo entero.
Rendimos hoy un emocionado homenaje a Stéphane Hessel, sintiendo una gratitud infinita y la certeza de que las llamas encendidas por la conciencia alerta danzarán mucho tiempo con el nuevo siglo.
A Christiane, su esposa, nuestra amiga, a sus hijos, les expresamos todo nuestro apoyo y nuestro profundo afecto.
En nombre de la FIDH
Souhayr Belhassen, Presidenta