El repentino cambio en las relaciones entre los Estados Unidos y Cuba ocurrido el pasado mes de diciembre originó una euforia comprensible entre la mayoría de las diplomacias del mundo, al tiempo que llevó a la intervención de la Alta Representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad y vicepresidenta de la Comisión Europea a anunciar que "otro Muro ha comenzado a caer". Sin embargo, la perspectiva de una apertura progresiva de Cuba no significa automáticamente que se haya iniciado un proyecto de democratización en la isla. A pesar de la reciente puesta en libertad de 53 prisioneros políticos, en Cuba sigue habiendo docenas de personas encarceladas por motivos políticos. La sociedad civil independiente de la isla sigue sufriendo un acoso judicial y físico diario y no puede expresarse con libertad. En este contexto, la Unión Europea puede jugar un papel decisivo. La UE ha estado negociando durante casi un año un acuerdo futuro político y de cooperación con Cuba. La FIDH y su organización miembro la CCDHRN han publicado una nota conjunta de promoción, con recomendaciones a la UE.
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