El 20 de octubre de 2022, en respuesta a un llamado de la oposición, los manifestantes se reunieron en varias ciudades del país, a pesar de la prohibición de las autoridades, para protestar contra la prolongación del periodo de "transición" por dos años y la continuación de Mahamat Idriss Déby como presidente de Chad.
Según las organizaciones miembros de la FIDH y varios medios de comunicación chadianos, se están produciendo disparos con munición real, torturas y detenciones arbitrarias que ya han provocado varias muertes y heridos graves. Según los informes, las ambulancias que transportan a los heridos son objeto de ataques por parte de la policía y las fuerzas de seguridad. Un periodista también recibió un disparo mortal. Se temen secuestros selectivos durante la noche.
La FIDH y sus organizaciones miembros condenan enérgicamente esta represión y están al lado de las víctimas. La violencia contra manifestantes desarmados no es tolerable. También recuerdan que el uso desproporcionado de la fuerza constituye una violación de las libertades fundamentales consagradas en la Constitución chadiana y en los instrumentos jurídicos internacionales y regionales ratificados por el Chad.
La FIDH y sus organizaciones miembros hacen un llamamiento a la Unión Africana, a las Naciones Unidas, a la Unión Europea y a los países con intereses estratégicos en Chad, en particular a Francia, para que actúen urgentemente para poner fin a la violencia contra la población civil en Chad.
El estatus de facto del gobierno de Chad, que goza de impunidad por los crímenes que comete contra su población, no es aceptable. La comunidad internacional no puede seguir protegiendo a Mahamat Idriss Déby, que gobierna su país desafiando todas las normas democráticas. A pesar de los intereses estratégicos, los tiranos no deben ser tolerados.