Para hacer frente a la falta de voluntad de los Estados a la hora de garantizar el respeto de los derechos humanos y para compensar la debilidad de los sistemas judiciales nacionales, la FIDH ha aumentado su participación en procesos dirigidos a establecer la responsabilidad de los Estados ante los organismos regionales o ante las Naciones Unidas.
La FIDH interviene como amicus curiae o como tercera parte en una serie de casos ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) y está aumentando su participación a la hora de remitir casos a la Corte Africana de Derechos Humanos, a la Corte Iberoamericana de Derechos Humanos y a sus respectivas comisiones. Los procesos judiciales en los órganos de los tratados de derechos humanos de las Naciones Unidas (Comité de Derechos Humanos, Comité contra la Desaparición Forzada) o en algunos procedimientos especiales del Consejo de Derechos Humanos de la ONU permiten interrogatorios contradictorios (Grupo de trabajo sobre la detención arbitraria) y también pueden constituir un recurso estratégico para lograr que los Estados rindan cuentas y pongan fin a las violaciones.