“Esta cumbre pretende reflexionar sobre el mundo del mañana. Pretende mejorar la gobernanza de los bancos públicos y velar por la sostenibilidad de la recuperación económica. La verdadera cuestión es cómo se puede pretender alcanzar cualquiera de esos objetivos negándose a escuchar las voces de los excluidos, rechazando toda referencia al marco normativo basado en el principio de la dignidad humana universal y negándose a colaborar con las comunidades. Para la sociedad civil, siguen existiendo importantes preguntas abiertas: “¿de qué cambio se habla? ¿con qué voluntad política real? ¿a quién beneficia?”,
Cientos de organizaciones de la sociedad civil lamentan que, incluso antes de comenzar, esta cumbre parezca ya una oportunidad perdida, dado que no se ha invitado a quienes se ven directamente afectados por los proyectos de desarrollo, los pueblos indígenas, las comunidades locales y las personas defensoras de los derechos humanos.
“Las comunidades de todo el mundo siguen viéndose afectadas por proyectos que se desarrollan sin tener en cuenta los derechos humanos, su derecho al consentimiento libre, previo e informado y sin procesos de participación adecuados. La población local se ve desposeída de sus tierras o se la empuja a la pobreza. El modelo capitalista de desarrollo, tal como está estructurado y apoyado por estos bancos, es incompatible con los derechos humanos, ya que refuerza la injusticia económica y social y repercute en el clima. En el Llamado a la Acción aprobado por los 135 miembros de la Red DESC (Red Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales) y 40 organizaciones aliadas de más de 60 países, se pide que todas las respuestas a favor de una recuperación justa y un desarrollo sostenible se centren en los derechos humanos y los derechos ambientales, de conformidad con los principios de universalidad, participación, transparencia, igualdad y rendición de cuentas",
A lo largo de la última década, las actividades financiadas por los bancos públicos de desarrollo han dado lugar a numerosas violaciones de los derechos humanos, documentadas en cientos de informes. Se acusa a las personas defensoras de los derechos humanos que denuncian estos desastrosos proyectos de obstaculizar el desarrollo, se las amenaza, se las ataca y, a menudo, se las mata. A pesar de que mundialmente se reconocen sus derechos al consentimiento libre, previo, informado y continuo, los pueblos indígenas sufren el saqueo de sus territorios. Se desaloja forzosamente a comunidades rurales y urbanas.
Un grupo de cinco relatores especiales de las Naciones Unidas y el Grupo de Trabajo sobre Empresas y Derechos Humanos de las Naciones Unidas enviaron sendas cartas al presidente de la AFD instando a que los derechos humanos y el desarrollo dirigido por la comunidad se conviertan en las prioridades de la Cumbre de París. Los representantes de las finanzas internacionales siguen negándose a colaborar de manera significativa con la sociedad civil y a tener en cuenta sus preocupaciones.
“Las comunidades locales, los pueblos indígenas y las personas defensoras de los derechos humanos conocen mejor que nadie sus prioridades de desarrollo y la forma de aplicarlas. Los bancos de desarrollo deben basarse en esta experiencia o continuarán haciendo cada vez más daño al planeta y a todos nosotros.”