Acabar con la violencia y las violaciones a los #DDHH de las personas refugiadas en Afganistán

20/06/2022
Declaración
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Sam Tarling / Getty Images Europe via AFP

20 de junio de 2022. En el Día Mundial de las personas Refugiadas, los miembros de la Alianza de Derechos Humanos para Afganistán, incluida la Federación Internacional por los Derechos Humanos (FIDH), se unen para rendir homenaje a las refugiadas y refugiados afganos en todo el mundo. Rendimos homenaje a su fuerza y valor al verse obligados a huir de su país de origen para escapar del conflicto y la persecución. Reconocemos el calvario que han sufrido y reafirmamos nuestro compromiso de alzar sus voces y defender sus derechos. Recordamos a la comunidad internacional su obligación de defender y proteger el derecho de asilo, el derecho a la vida y otros derechos fundamentales de las personas refugiadas afganas en virtud del régimen internacional de derechos humanos.

La crisis de las personas refugiadas en Afganistán es una de las mayores del mundo. En la actualidad, más de seis millones de afganos han sido expulsados de sus hogares y países. De ellos, 3,5 millones son desplazados internos dentro de Afganistán, y 2,6 millones de refugiados afganos viven en otros países. Estas cifras se han visto agravadas por la toma de Afganistán por parte de los talibanes en agosto de 2021 y la crítica crisis humanitaria a la que se enfrenta hoy Afganistán.

El impacto de esta situación en las mujeres, niñas y niños es especialmente devastador. Constituyen el 80% de los nuevos desplazados afganos, que además se enfrentan a mayores riesgos de protección, como la separación familiar, el estrés psicosocial y el trauma, la explotación y la violencia de género.

Los derechos de las personas refugiadas son derechos humanos fundamentales. La Convención sobre el Estatuto de los Refugiados de 1951 y su Protocolo de 1967 protegen los derechos de estas personas. Entre ellos se encuentran el derecho a no ser expulsadas, salvo en determinadas condiciones estrictamente definidas; el derecho a no ser castigadas por haber entrado ilegalmente en un Estado; los derechos al trabajo, a la vivienda, a la educación, a los servicios públicos, a la libertad de religión, al acceso al sistema judicial, a la libertad de circulación en el territorio y a la recepción de documentos de identidad y de viaje.

Por desgracia, muchas personas refugiadas afganas, incluso en Irán, Pakistán, Uzbekistán, Tayikistán, Malasia y Turquía, no disfrutan de sus derechos según el derecho internacional. Siguen sufriendo violencia, malos tratos y devoluciones. Son discriminadas y luchan por acceder a los servicios básicos, la educación, el trabajo y los documentos de identidad y de viaje. También pueden ser víctimas de detenciones arbitrarias, castigos y desalojos forzosos.

Estamos consternados por el creciente número de incidentes de violencia y graves violaciones de derechos humanos contra las personas refugiadas afganas. Ante estos abusos, muchos gobiernos ignoran el gran sufrimiento de quienes necesitan protección internacional, especialmente las mujeres y las niñas y niños.

Los Estados deben estar a la altura de sus compromisos y respetar los derechos humanos básicos, incluidos el derecho a la vida y el derecho de asilo. Hoy pedimos a los Estados:

 ratificar la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados de 1951 y su Protocolo de 1967;
 adoptar todas las medidas necesarias para garantizar la salida segura de Afganistán de todas las personas que son blanco de los talibanes y de otros, lo que incluye garantizar que los pasos fronterizos permanezcan abiertos, que se agilicen los visados, que se proporcione asistencia para la evacuación y que se proporcione asistencia para la reubicación y el reasentamiento;
 detener inmediatamente el retorno forzoso de los refugiados afganos y atender el llamado del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) de suspender el retorno forzoso de los nacionales y antiguos residentes, incluidos aquellos cuya solicitud de asilo haya sido rechazada, hasta que la situación del país se haya estabilizado lo suficiente según una evaluación independiente de los derechos humanos, y la situación de la seguridad, el Estado de Derecho y los derechos humanos en Afganistán haya mejorado significativamente para permitir un retorno seguro y digno;
 permitir a todos los solicitantes de asilo afganos acceder a un sistema de asilo claro, transparente y operativo, solicitar protección internacional y buscar el reasentamiento;
 proporcionar a las personas que corren un riesgo especial, como las personas defensoras de derechos humanos, los periodistas, las mujeres líderes y activistas y las personas LGBTIQ+, un apoyo práctico inmediato a todos los niveles, incluso a través de canales diplomáticos y políticos, con medidas de protección específicas y reforzadas para defensores y periodistas. Utilizar su influencia, incluso en las esferas económica, política y religiosa, para garantizar que se cumplan los requisitos anteriores.

Nos solidarizamos con el pueblo afgano, tanto en su territorio como en el exilio.

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