De hecho, los desastres naturales, los conflictos relacionados con la competencia por los recursos naturales, pero también el agotamiento de los recursos vitales tienen consecuencias, directas o indirectas, sobre el derecho a la salud, el derecho al agua, el derecho a la alimentación, el derecho a la vivienda, el derecho a la vida. Y son las personas más vulnerables quienes resultan más afectadas: personas que viven en situación de precariedad o pobreza extrema, las mujeres, los jóvenes, los ancianos, los pueblos indígenas, las minorías. La paradoja es alarmante: los que contribuyen menos al calentamiento global son los que sufren y sufrirán más.
Lea el documento de posición: El cambio climático, los riesgos para los Derechos Humanos (en francés)
La FIDH hace propicio el momento para denunciar la suerte que corren miles de defensores de los derechos humanos en la tierra, en todos los continentes, que luchan contra la devastación de sus tierras contra expropiaciones forzosas, contra la contaminación del suelo y el agua. Esta lucha, se da a menudo frente a las empresas dispuestas a salirse de la ley, y frente a los Estados corruptos. Los riesgos que enfrentan son muy altos: amenazas, detenciones, acoso judicial, asalto, asesinato. Y el 95% de las violaciones cometidas contra ellos quedan impunes. [1] Una cifra muy preocupante!
La COP21 debe ser también una oportunidad para reconocer el trabajo de estas mujeres y hombres y considerar la mejor manera de garantizar su seguridad. Protegerlos, es proteger el planeta.