Antoine ha fundado y dirigido el Secretariado Internacional. Su contribución al desarrollo y al crecimiento de la FIDH ha sido fundamental, y ha llevado a nuestra organización a participar en proyectos innovadores y pioneros en el mundo de la defensa de los derechos humanos.
Entre los logros más importantes que ha obtenido cabe citar la adopción en 1998 de la Declaración de las Naciones Unidas por los Defensores de los Derechos Humanos, en 2002, la entrada en vigor de la Corte Penal Internacional (CPI) y la movilización que condujo a la condena por este mismo tribunal de Jean-Pierre Bemba en 2016, primera condena por violación como crimen de lesa humanidad basado en su responsabilidad como superior jerárquico, la puesta en evidencia de la responsabilidad de los agentes económicos, con acusaciones penales contra empresas así como el diálogo llevado a cabo con algunas de ellas para que participasen en medidas destinadas a desarrollar su responsabilidad social, y, por último, en estos últimos meses, llevó a cabo para la FIDH el acompañamiento de este giro hacia la comunicación digital, la organización de la descentralización de nuestra estructura y la construcción de colaboraciones francas y fieles.
La FIDH agradece inmensamente a Antoine su infatigable optimismo, su audacia incomparable, su tenacidad y la pasión que ha dedicado a nuestra organización, al servicio y al apoyo a las organizaciones miembros de la FIDH y a las defensoras y defensores de los derechos humanos.
Figura emblemática del movimiento mundial de los derechos humanos, encarna la paciencia que exige la universalidad, la obstinación de la utilidad y la obsesión por la justicia.
Con la marcha de Antoine, se ha establecido una directiva provisional bajo la responsabilidad de Juliane Falloux, directora ejecutiva de la FIDH.