El 20 de noviembre, un tribunal de apelación tunecino dictó una sentencia a quince años de prisión para los policías que violaron en grupo a Meriem Ben Mohamed en septiembre de 2012. Este veredicto, junto al valor y a la determinación de Meriem, constituye un paso importante contra la impunidad de la violencia sexual en un país donde sigue siendo tabú.
La FIDH y sus organizaciones miembros [1] han ejercido la representación legal de Meriem y han luchado a su lado durante los últimos dos años. Meriem fue inicialmente acusada de "conducta indecorosa en público". No solo tuvo que enfrentarse a sus violadores, sino también a numerosos detractores, incluido el portavoz del Ministerio de Interior, que la insultó y la difamó.
La FIDH insta a las autoridades tunecinas a que armonicen su legislación nacional con los compromisos internacionales adquiridos y aprueben una ley integral sobre todas las formas de violencia y discriminación contra las mujeres. Aunque el Gobierno tunecino anunció un paso en este sentido en el último Día Nacional de las Mujeres, en agosto pasado, sigue estando pendiente de que se traduzca en hechos concretos.
Seguir leyendo(en francés).