Mensaje de Mazen Darwish al Enviado Especial Staffan de Mistura en Ginebra.

12/02/2016
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Mazen Darwish es el director del SCM (Syrian Center for Media and Freedom of Expression), organismo miembro de la FIDH en Siria

Ginebra, 5 de febrero de 2016
Sr. Staffan de Mistura
Enviado Especial del Secretario de las Naciones Unidas para Siria

Estimado Sr. de Mistura:
He dudado mucho antes de responder a su amable invitación porque como ciudadano sirio me he sentido decepcionado y he percibido la inutilidad del fracaso de la comunidad internacional a la hora de asumir su responsabilidad moral y política durante los últimos cinco años. Tampoco quería participar en un evento preconcebido que no se ajusta a nuestras aspiraciones y deseos como ciudadanos y ciudadanas sirios con todo el derecho y la legitimidad de aspirar a vivir con dignidad, libertad y justicia. Así fue hasta que un amigo me dijo que "no participar es un lujo personal que usted no se puede permitir, a la vista de la situación por la que está atravesando nuestro país".

Sr. de Mistura, lo que en Siria empezó como un movimiento de reivindicación pacífico basado en los valores democráticos y en los derechos humanos se ha transformado en una nueva guerra mundial –debido a la obstinación y a la violencia del régimen sirio, por un lado, y a la explotación política que hacen de la situación las partes regionales e internacionales y los grupos terroristas, por otro lado– solo que esta vez la guerra tiene lugar en un país, Siria. Una guerra cuyas catastróficas consecuencias, desde el punto de vista humanitario, son las más graves desde la Segunda Guerra mundial y en ella hay una sola víctima: el pueblo sirio.

Ante esta trágica realidad, no tenemos más alternativa que hallar una solución política en Siria que pueda poner fin a esta catastrófica guerra basada en el nexo entre despotismo y terrorismo. Sin embargo, está comprobado que ninguna solución política que no establezca un gobierno civil, plural y democrático basado en la ciudadanía y en la libertad de creencias y de expresión, en la práctica no logrará más que prolongar la guerra y ser el inicio de un nuevo ciclo de conflicto.

Sr de Mistura, actualmente millones de sirios y sirias esperan las negociaciones de Ginebra como una señal de esperanza que les libere del flagelo de la guerra, del despotismo y del terrorismo y les permita avanzar hacia un futuro seguro para sus hijos e hijas y sus familias, especialmente después de que usted repitiese en su discurso que "este intento no puede fracasar".

Para garantizar las posibilidades de éxito de esta conferencia es necesario establecer de forma inmediata unas bases que aseguren la resolución de una serie de cuestiones de derechos, con independencia del rumbo político y de sus complejidades. Es necesario que todas las partes implicadas en la negociación se comprometan y estén obligadas a asumir las medidas de fomento de la confianza recogidas en una serie de resoluciones de la ONU, especialmente las siguientes resoluciones del Consejo de Seguridad, S/RES/2139 (22 de febrero de 2014), S/RES/2165 (14 de julio de 2014) y S/RES/2254 (18 de diciembre de 2015), que estipulan que estas medidas son previas a la negociación, lo que a su vez implica tomar una serie de medidas mientras se garantizan sus mecanismos de ejecución, especialmente cabe destacar:

Todas las partes implicadas en el conflicto y en la negociación en Siria se comprometen a poner fin de inmediato a todo ataque contra población y objetivos civiles, como la infraestructura civil, lo que incluye ataques contra instalaciones y personal sanitario, todo uso indiscriminado de armas, inclusive mediante artillería y bombardeos aéreos así como evitar recurrir al uso de armas prohibidas internacionalmente como bombas de racimo y armas químicas, para conducir a un acuerdo general de cesación del fuego.

Todas las partes en la negociación deberían comprometerse a imponer una moratoria sobre las condenas a la pena de muerte relacionadas con los actuales acontecimientos de Siria desde 2011, de un modo especial las sentencias dictadas por el Primer y Segundo Tribunal Militar Operacional así como por el Tribunal Antiterrorista de Damasco, por todos los tipos de tribunales militares y de tribunales extraordinarios, por los tribunales islámicos y los tribunales de las facciones militares en todas sus formas.

Poner fin al asedio en todas las zonas sitiadas con el compromiso absoluto de todas las partes implicadas en las negociaciones –especialmente del Gobierno sirio– de no utilizar bajo ningún pretexto el hambre como arma y de garantizar el acceso de todas las personas a alimentos y suministros médicos y asegurar que todas las personas heridas y los pacientes tienen acceso al tratamiento que necesiten, además de garantizar la libertad incondicional de circulación y la seguridad de toda la población civil asediada.

Poner en libertad a todas las personas detenidas arbitrariamente, a los prisioneros de conciencia, a mujeres, niñas y niños y a todas aquellas personas detenidas y secuestradas por motivos relacionados con el conflicto por cualquier parte implicada en el proceso de negociación.

Crear una institución nacional siria bajo el auspicio de la ONU que sea responsable de la cuestión de las personas detenidas en Siria, una institución que abriría todos los centros de detención en manos del Gobierno sirio y de sus cuerpos de seguridad, de las Fuerzas Nacionales de Defensa y de los comités populares, así como los centros de detención de las facciones militares de la oposición, a inspectores y a organizaciones humanitarias internacionales y locales; garantizar que se facilite el libre acceso a los inspectores con acreditación internacional y local a los centros de detención, formales e informales, sin necesidad de previo aviso. Además, las partes implicadas en el conflicto que participan en las negociaciones deberían comprometerse a proporcionar a las Naciones Unidas un listado oficial de todas las personas detenidas en su poder, que incluya el lugar de detención, la fecha, las razones de la misma y las acusaciones pendientes.

Crear una institución nacional siria bajo el auspicio de la ONU que se encargue de la cuestión de las personas desaparecidas, de los restos humanos y las fosas comunes sin identificar en Siria. Esta institución debería contar con un mandato internacional de investigación que incluya la posibilidad de examinar todos los registros formales, interrogar a cualquier funcionario y utilizar cualquier medio científico, técnico o legal que sea necesario para identificar mediante labor forense los restos humanos y recuperarlos. Además, las partes implicadas en el conflicto que participan en las negociaciones deberían comprometerse a proporcionar a las Naciones Unidas un listado oficial detallando las personas a las que se aplicó la pena de muerte a partir de una sentencia judicial o islámica, así como un listado de personas que fallecieron en los centros de detención, indicando el lugar de inhumación.

Suspender todas las órdenes de detención y todas las prohibiciones de viajar emitidas por el Tribunal Antiterrorista de Damasco, por la Oficina de Seguridad Nacional y por todos los cuerpos de seguridad que actúan contra la disidencia política, los agentes sociales y el activismo civil y que todas las partes presentes en la negociación garanticen la libertad de la actividad ciudadana política y pacífica.

Autorizar a las organizaciones de la sociedad civil tanto sirias como internacionales a operar en todo el territorio sirio bajo el auspicio de la ONU y declarar a la ciudad de Damasco, a todas las capitales de provincia y las capitales de las zonas bajo control de las partes implicadas en las negociaciones zonas verdes en las que estas partes garanticen todas las medidas de protección y de seguridad a estas organizaciones y a sus equipos, así como a los y las periodistas de los medios de comunicación sirios e internacionales.

Mazen Darwish,

Un ciudadano sirio
Ginebra, 5 de febrero de 2016

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