Aniversario del 7 de octubre: «No creo que nadie pensara que algo tan horrible pudiera ocurrir»

07/10/2024
Caso
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B’Tselem

«El campo más afectado en Israel fue el campo de la paz».

Entrevista a Sarit Michaeli, responsable de incidencia internacional de B’Tselem

El 7 de octubre de 2023, Hamás, junto con otros grupos armados palestinos, lanzó ataques simultáneos contra el sur de Israel. 1.139 israelíes murieron y 250 fueron tomados como rehenes. Estos ataques, y los terribles actos de violencia que incluyeron, como tortura, violencia de género, asesinatos y secuestros, fueron crímenes de guerra y crímenes de lesa humanidad.

La respuesta israelí ascendió a una venganza que aún continúa. En las horas siguientes a los ataques, Israel impuso un asedio total a la Franja de Gaza e inició bombardeos a gran escala de zonas civiles e infraestructuras, cometiendo también crímenes de guerra y contra la humanidad en toda Gaza. De los 2,2 millones de gazatíes originales, casi todos han sido desplazados internamente y más de 42.000 han muerto, mientras que algunas estimaciones sugieren que la cifra real es mucho mayor.

La magnitud de la violencia contra los palestinos de Gaza, que incluye tácticas como la hambruna orquestada, ha llevado a la Federación Internacional por los Derechos Humanos (FIDH) a ser una de las primeras ONG internacionales en denunciar la situación de Gaza como un genocidio en curso. De momento, la violencia continúa y se extiende por toda la región, con una nueva guerra en Líbano que ya ha causado más de 1.400 muertos y 1,2 millones de desplazados.

Para reflexionar sobre un año marcado por la violencia masiva y el trauma tanto para israelíes como para palestinos, la FIDH entrevista a Sarit Michaeli, responsable de incidencia internacional de B’Tselem, organización israelí miembro de la FIDH. La perspectiva de Sarit Michaeli, junto con la de su variado equipo de investigadores israelíes y palestinos, arroja luz sobre la brutalidad presenciada desde el 7 de octubre. La FIDH se solidariza con todas las víctimas y reitera la urgente necesidad del retorno de los rehenes, la liberación de los prisioneros palestinos y un alto el fuego duradero.


FIDH: ¿Qué ocurrió el 7 de octubre de 2023? Y usted, ¿Cómo lo vivió?

Sarit: Los acontecimientos del 7 de octubre nos conmocionaron a todos. No creo que nadie pensara que podría ocurrir algo tan horrible, a pesar de que dijimos, en nuestro documento sobre el apartheid en 2021, que esta situación es intrínsecamente violenta e inestable. No creo que nadie esperara que los israelíes sufrieran una pérdida tan horrible. Muchos de nuestros amigos y colegas experimentaron un profundo sufrimiento y pérdidas personales. Hubo muertos y heridos, secuestrados y tomados como rehenes.

Y casi inmediatamente después de la conmoción que sufrieron nuestros empleados y miembros de la junta directiva israelíes, nuestros colegas de Gaza empezaron a sufrir un terrible dolor y sufrimiento. Israel inició casi inmediatamente un ataque de venganza contra Gaza que aún no ha terminado después de un año. La gente que conocemos del sur ha sufrido de manera devastadora, mientras que nuestros amigos y colegas que trabajan en Gaza, viven en un verdadero infierno.

Tenemos tres investigadores de campo en Gaza que han perdido a decenas de familiares y sus hogares. Han sido evacuados desde entonces y no saben si volverán a reunirse con sus familiares en Gaza. Nuestras investigaciones sobre el terreno en Cisjordania también se han visto afectadas, debido a la violencia ejercida por los colonos israelíes y a las severas restricciones de circulación en toda Cisjordania.

Esto es lo que tenemos que afrontar como organización. Aparte de todo este horror, no tengo mejores palabras para describirlo. Ahora se nos plantean cuestiones difíciles: ¿Cómo podemos siquiera documentar el desarrollo de las hostilidades en Gaza cuando han muerto tantas personas? Decenas de miles de personas han muerto en ataques israelíes, y no podríamos ni siquiera empezar a investigar las circunstancias de todo esto. ¿Cómo es posible informar desde Gaza cuando es demasiado peligroso para cualquiera visitar los lugares de los ataques?

La sociedad israelí está experimentando una oleada de trauma, conmoción, odio y venganza contra los palestinos. ¿Cuál es nuestro papel cuando la violencia ha alcanzado proporciones tan masivas? Y ahora tenemos una guerra en curso con Líbano que amenaza con descontrolarse y convertirse en un conflicto regional. También tenemos la crisis de los rehenes que aún no se ha resuelto, todavía hay 101 rehenes israelíes retenidos por Hamás en Gaza en condiciones terribles, de los cuales se presume que 50 siguen vivos. El gobierno israelí está socavando y evitando deliberadamente lo que es necesario ahora: un intercambio de rehenes unido a un alto el fuego. Esas dos cosas son inseparables.

FIDH: ¿Qué impacto ha tenido esta violencia en la sociedad israelí, en las organizaciones de derechos humanos y, más en general, en el movimiento pacifista?

Sarit: En primer lugar, creo que formamos parte de la sociedad israelí para bien o para mal. La sociedad israelí ha pasado por un proceso terrible en el que la humillación que sufrimos, y el miedo y el trauma que padecimos se han transformado en esta posición agresiva y militarista sin precedentes.

Nuestra sociedad es ya una de las más militarizadas que conozco. La conmoción que sufrieron los israelíes, los terribles crímenes infligidos por Hamás, otros grupos armados y también por civiles palestinos contra civiles israelíes el 7 de octubre, no son algo de lo que uno pueda encogerse de hombros o dejar de lado. Pero lo que ha sucedido en respuesta es una erupción o, si se me permite la palabra, una «orgía» de venganza. Pero aparte de esto, también hay un proceso político en el que Israel está explotando el trauma para perseguir sus objetivos políticos con respecto a los palestinos, principalmente la expulsión de casi todos los residentes del norte de la Franja de Gaza y la aceleración de la toma de tierras en Cisjordania.

Dentro de la sociedad israelí, lo que habría sido inaceptable hace un año se está convirtiendo en normal. Y esto se ve agravado por el hecho de que nuestro gobierno no está haciendo nada para resolverlo. Al contrario, lo está empeorando, llevando a Israel a una escalada constante de odio, incluso antes del 7 de octubre. La mayoría de los israelíes se sienten muy vengativos, enfadados y humillados, y muchos de ellos ya no están interesados en ningún tipo de crítica pública sobre el daño de los palestinos. Además, algunos israelíes tienen otras prioridades y enfrentan sus propios problemas. Muchos israelíes han sido evacuados de sus hogares y se han visto en situaciones disparatadas. Esto pone a los grupos israelíes de derechos humanos en una situación muy difícil, porque nuestros mensajes están muy alejados del discurso dominante en nuestra sociedad.

Tenemos que desafiar a una opinión pública hostil, en el que quedan muy pocos aliados. Y tenemos que hacerlo al mismo tiempo que nosotros mismos sufrimos muchas pérdidas. Paradójicamente, el campo más afectado en Israel fue el de la paz, el de los derechos humanos y el de la izquierda en general. No quiero decir que se trate sólo de percepción, también hay un miedo real, muy justificado, a la inseguridad por parte de muchos israelíes que creen en la postura del gobierno. Así que no quiero descartar el trauma y el miedo. Todo esto ha llevado a muchos israelíes a mostrarse bastante hostiles hacia este mensaje sobre los derechos humanos y la humanidad de «ambas partes».

B’Tselem ha intentado hablar sobre la importancia de mantener nuestra humanidad, que es un cuestión elemental. Pero es un momento muy difícil para todos nosotros. Lo único que puedo decir, sin embargo, con certeza, es que tengo mucha confianza, solidaridad, amor y apoyo para tantos de nuestros colegas y amigos, no sólo dentro de la organización, sino en todo nuestro sector, los grupos de derechos humanos israelíes y palestinos. Somos más fuertes y más resistentes. Pero es muy difícil y desafiante para nosotros en este momento. Ni siquiera es posible imaginar un resultado peor para los derechos humanos de todas las personas que viven en nuestra región que lo que ha estado ocurriendo durante este último año.

FIDH: ¿Cómo valora lo que ha sucedido desde entonces, y sobre todo más recientemente con el contexto libanés?

Sarit: En diciembre, B’Tselem se unió a varias ONG con sede en Israel que pidieron un alto el fuego: Physicians for Human Rights Israel, Gisha, Adalah. Desde entonces, hemos ocupado un lugar central en la coalición israelí para el alto el fuego. La única manera de salir de este desastre es entablar de inmediato negociaciones reales para crear un intercambio de rehenes y un alto el fuego, que debe incluir un cese mutuo inmediato de las hostilidades, una retirada israelí, el regreso de los palestinos a todas las partes de Gaza y el fin total de los ataques con cohetes de Hamás contra civiles israelíes.

El acuerdo sobre los rehenes implicará la liberación de prisioneros palestinos. Un gran número de los palestinos detenidos desde el 7 de octubre no fueron juzgados, sino detenidos en régimen de detención administrativa. Todavía no se han enfrentado a juicio ni a ningún tipo de acusación, y han sufrido abusos y torturas. B’Tselem se refiere al sistema penitenciario israelí como una red de campos de tortura.

No se trata sólo de la situación en Gaza y Cisjordania, sino de toda la seguridad regional. Los sucesos del Líbano hacen que sea más importante llegar a un acuerdo sobre los rehenes y prisioneros, ya que es la única manera de iniciar un proceso diplomático.

FIDH: ¿Cuáles son los objetivos actuales de B’Tselem? De manera práctica, ¿Qué está estudiando y haciendo su organización?

Sarit: Cuando se produce tal explosión de violencia masiva, una organización como B’Tselem no dispone de muchos recursos. Nuestro trabajo se basa en gran medida en la investigación sobre el terreno. Nuestro principal reto es que actualmente tenemos varias funciones. En primer lugar, seguimos informando desde el terreno en Cisjordania y Jerusalén Este, al tiempo que seguimos la evolución de los acontecimientos en la Franja de Gaza a través de fuentes fidedignas y de nuestros investigadores de campo en El Cairo. Recogemos testimonios de personas en Gaza por teléfono y por otros medios, aunque no es un enfoque ideal. Además, hemos seleccionado temas de investigación que no requieren nuestra presencia física en Gaza.

Los presos son uno de los temas principales. Examinamos cómo cambió el sistema penitenciario israelí después del 7 de octubre. Hemos recogido testimonios de muchas personas de Cisjordania, Gaza y Jerusalén Este, así como del propio Israel. Seguimos empeñados en continuar la investigación sobre lo que ha estado ocurriendo en Cisjordania como reflejo de la política israelí.

Otro tema principal es el traslado forzoso de comunidades de la parte rural de Cisjordania, por la violencia de las colonias. Hemos seguido y rastreado el número exacto de comunidades desplazadas por colonos apoyados por las autoridades. Además, hemos seguido y rastreado a los palestinos asesinados por las fuerzas israelíes en Cisjordania, lo cual no hemos podido hacer en Gaza debido a la magnitud de los acontecimientos. Es una parte crucial de nuestra comprensión de quiénes son los objetivos y a quiénes matan.

También sufrimos mucha presión interna en Israel. Por ejemplo, hace poco, cuando nuestro director ejecutivo pronunció un discurso en el Consejo de Seguridad de la ONU, recibimos una gran cantidad de críticas. Una intensa campaña de desprestigio por parte de los responsables políticos israelíes. Estamos muy ocupados protegiendo a nuestro personal y a nuestros investigadores de campo, aunque no siempre es sencillo.

FIDH: ¿Cómo puede ayudarle el movimiento internacional de derechos humanos?

Sarit: Creo que el movimiento internacional de derechos humanos está prestando un valioso servicio a través de sus esfuerzos de documentación y defensa, que apoyan a los nuestros, por la justicia y la rendición de cuentas, así como por un alto el fuego y un acuerdo sobre los rehenes.

B’Tselem es una organización con una plantilla muy diversa en la que trabajan tanto israelíes como palestinos, ya sean ciudadanos palestinos de Israel o residentes palestinos de Cisjordania. Así que esperamos una fuerte solidaridad con los palestinos de Gaza y Cisjordania por lo que están teniendo que soportar este último año, que es simplemente inimaginable, así como al mismo tiempo un recuerdo de la devastación total y el horror del 7 de octubre. Esta empatía compartida es una necesidad profunda para nosotros. Tenemos que recordar este principio básico del carácter sagrado de la vida humana y de los derechos humanos.

A mucha gente se le ha erosionado su humanidad y podría tener algún tipo de empatía por el «otro bando». Conozco gente, colegas míos en Gaza que han perdido sus casas y sus familias. Y tengo amigos y colegas en Israel que lo han perdido todo y cuyos familiares han sido tomados como rehenes.

Podemos hacer un análisis, un análisis político y un análisis histórico de lo que está ocurriendo. Podemos recordar todo lo que vimos, el ataque de Hamás y la respuesta israelí, así como los años anteriores, porque obviamente, esto no empezó el 7 de octubre. Es el resultado de políticas a largo plazo y de procesos históricos.

Creo que a un nivel muy fundamental, necesitamos tener una empatía humana básica por todos los seres humanos, su sufrimiento, y rechazar los ataques contra civiles. Es importante entender y conectar, incluso si a algunas personas les resulta más difícil, el dolor del «otro lado».

FIDH: ¿Qué mensajes está enviando a la comunidad internacional?

Sarit: Es difícil comprender la cantidad de violencia a la que se enfrentaron los israelíes el 7 de octubre. Torturas, violaciones, agresiones sexuales, violencia de género, toma de rehenes... Del mismo modo que no creo que pueda comprender del todo la respuesta israelí contra Gaza y el pueblo palestino en su conjunto, que incluye la matanza de decenas de miles de civiles, la reducción de la mayor parte de Gaza en escombros, la aplicación de una política de hambruna y la fabricación de una catástrofe humanitaria. Y no creo que nadie hubiera podido predecir que después de un año seguiríamos en las mismas. Pero lo que sí era previsible era la violencia que se ha producido en esta situación de régimen de apartheid.

Los palestinos son sistemáticamente discriminados y marginados, mientras que, al mismo tiempo, los israelíes gozan de un estatus preferente. Esta realidad intrínsecamente violenta desembocaría invariablemente en estallidos violentos.

Por eso, aunque nadie hubiera podido predecir el alcance exacto del 7 de octubre, lo cierto es que la única forma de avanzar hacia un futuro diferente empieza por respetar los derechos humanos. Para mí, personalmente, ha quedado claro que el uso de la fuerza bruta no garantizará la seguridad. De hecho, un año después, creo que muchos israelíes se sienten mucho menos seguros, a pesar de nuestro uso masivo de la fuerza militar. El componente esencial para promover este tipo de cambio es la acción internacional. Porque sabemos que a estas alturas se ha demostrado una y otra vez, de forma convincente, que Israel no va a cambiar de rumbo por sí solo.

Está claro que Hamás es responsable de sus actos y de la decisión de atacar a civiles israelíes, y debe rendir cuentas por sus crímenes de guerra, al igual que los responsables políticos israelíes deben rendir cuentas por sus crímenes de guerra. Pero creo que también necesitamos que la comunidad internacional asuma cierta responsabilidad por sus muchos años de inacción al permitir que esta situación se enconara, lo que en última instancia ha desembocado en una violencia devastadora y en la pérdida de vidas humanas.

FIDH: ¿A qué futuro aspira entre israelíes y palestinos?

Sarit: Tengo que decir que, como todos los que me rodean, soy muy pesimista en este momento. Para mí, y para B’Tselem, la cuestión fundamental son los derechos y la igualdad. Israelíes y palestinos tienen que encontrarse en una situación en la que cada ser humano -independientemente de su lugar de nacimiento, religión, nacionalidad u opiniones políticas- disfrute de los mismos derechos políticos, sociales, económicos y del goce a igual acceso a los recursos.

Lo que exigimos es plena igualdad, protección y seguridad para todos los seres humanos que viven aquí. La solución debe ser no violenta. Cualquier tipo de «salida» que implique el sometimiento, la matanza o la expulsión es inaceptable. Creo que el único futuro que merece la pena en esta región es un futuro compartido. Se debe permitir que israelíes y palestinos vivan en esta región dentro de un marco que les proporcione a todos los mismos derechos, independientemente del número de Estados que ello implique.

Después de tanta devastación, mucha gente siente deseos de venganza. Es una emoción humana, pero nuestros líderes deben resistirse a ella, en lugar de avivar las llamas. Esta es la visión que me gustaría ver. ¿Creo que es realista a corto plazo? No puedo asegurarlo. Al menos la gente comprendió el 7 de octubre que no se puede simplemente «gestionar el conflicto». Hay que resolverlo.

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