A la violencia parlamentaria y política se ha unido la violencia policial. La reforma de las pensiones, impulsada por el gobierno francés y cuyo principal punto de discordia es la prolongación de la duración de la vida laboral, se aprobó "por la fuerza" a través de un mecanismo constitucional que permite eludir el control parlamentario sobre un proyecto de ley que se considera indispensable, urgente y cuya adopción se ve dificultada por la falta de consenso: el artículo 49, apartado 3, de la Constitución.
La utilización de este mecanismo constituye una admisión de fracaso por parte del gobierno francés, incapaz de lograr una mayoría en la Asamblea Nacional, aunque supone también la utilización de una disposición excepcional que sustrae la labor legislativa de la competencia del Parlamento y la transfiere al ejecutivo. De este modo, suprime todo debate parlamentario, toda oposición y toda voz discrepante.
La violencia policial como reflejo de los excesos legislativos
En París, varios agentes de policía atacaron violentamente a personas que se manifestaban pacíficamente. Diversos medios de comunicación, los observatorios independientes creados por la Liga de los Derechos Humanos (LDH) y algunas personas manifestantes filmaron esta terrible brutalidad. La FIDH y su organización miembro en Francia, la LDH, también han constatado varias detenciones arbitrarias de activistas, a quienes se retuvo durante varias horas en comisaría, para después ponerlos/as en libertad sin ningún tipo de cargo.
Según AFP, de las 292 personas detenidas en el marco de la primera concentración espontánea del jueves, en la plaza de la Concordia, solo se puso a disposición judicial a nueve de ellas, en particular para realizar simples llamadas al orden. Así, se cerraron sin ningún tipo de seguimiento 283 procedimientos, por falta de elementos del delito o porque no se observó delito alguno.
La LDH y la FIDH lamentan la práctica cada vez más generalizada de que los agentes de policía no se identifiquen (cuando es obligatorio llevar la identificación oficial). Manifiestan igualmente su preocupación por los testimonios de agresiones sexuales cometidas por policías varones contra mujeres, como ha ocurrido en Nantes. Por último, protestan contra la práctica de las trampas o redes para mantener el orden, una privación de libertad colectiva que escapa al Estado de derecho.
La FIDH desea recordar que los Estados son garantes de las libertades públicas, entre otras, de la libertad de manifestarse pacíficamente, de expresar la propia opinión y de hacer huelga. Además, están obligados a abstenerse de hacer uso arbitrario de la fuerza en el contexto de operaciones policiales, solo pueden hacerlo como último recurso. Incluso en ese caso, se debe realizar de manera proporcionada, con vistas a mantener el orden público y la seguridad. Es necesario acabar con la impunidad de la violencia ejercida por las fuerzas del orden, así como con la intimidación de las personas que ejercen su derecho a la huelga. Se debe investigar todo abuso de forma exhaustiva e independiente y sus autores deben ser juzgados. La FIDH pide al gobierno francés que cumpla con su deber en materia de respeto de los derechos. Debe preservar en toda circunstancia el debate democrático, la participación pública y el respeto del papel de la Asamblea. Por último, la FIDH apoya el llamamiento a la movilización de la sociedad civil que ha lanzado su organización en Francia, la LDH.
El Estado de derecho, única forma posible de pacificación
"La población francesa tiene buenas razones para sentir que su gobierno le ha faltado al respeto", ha declarado Alice Mogwe, presidenta de la FIDH. "Y el gobierno francés, que pocas veces pierde la ocasión de dar lecciones de democracia y respeto de los derechos al resto del mundo, debería centrarse en ser irreprochable en esto mismo, como en la cuestión de la violencia policial, que es completamente escandalosa."
"La LDH da la voz de alarma", ha añadido Patrick Baudouin, presidente de la LDH. "El giro autoritario del Estado francés, la brutalidad de las relaciones sociales que ejerce su policía, la violencia de todo tipo y la impunidad constituyen un escándalo de primer orden. La LDH se movilizará siempre contra estas prácticas y a favor del Estado de derecho, única vía posible para recuperar la paz en Francia".