Los derechos de las mujeres y la igualdad entre hombres y mujeres: unámonos para luchar mejor

10/12/2020
Declaración
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Lucia Dong

La FIDH, con sus 192 organizaciones miembros, denuncia y alerta sobre el retroceso de los derechos de las mujeres que afecta a la mitad de la población mundial. Este retroceso repercute en toda la humanidad y en la universalidad de los derechos humanos.

Desde el inicio de la pandemia de Covid-19 han aumentado las violaciones de los derechos de las mujeres en todo el mundo. Esta pandemia esconde otra pandemia, la de la violencia cada vez más grave contra las mujeres. Las desigualdades entre hombres y mujeres han aumentado. Los derechos económicos sociales de las mujeres están retrocediendo y asistimos a una explosión de la violencia de género. El Fondo de Población de las Naciones Unidas alerta del impacto de la Covid-19, que aumentó la precariedad económica y social que afecta específicamente a las mujeres debido a la ralentización, e incluso la paralización total de determinadas actividades económicas y la debilidad o la falta total de protección social adecuada. ONU Mujeres prevé que, en 2021, “como resultado de la pandemia, unos 47 millones más de mujeres y niñas caerán por debajo de la línea de pobreza”. [1]

Además, el 23 de octubre de 2020, se reunieron en Ginebra 35 Estados, entre ellos Estados Unidos, Brasil, Egipto y Hungría, que se pronunciaron en contra del derecho al aborto en nombre del “bienestar de la mujer” y de la “preservación de la vida humana”. [2] Tras este estallido de discursos conservadores defensores de un modelo que reproduce las desigualdades sociales de género bajo el disfraz de la “familia tradicional”, se esconde un claro y alarmante retroceso de los derechos de las mujeres, que la FIDH condena desde hace muchos años. Nos preocupa profundamente el actual auge de las fuerzas populistas y conservadoras, a veces con acentos fascistas, a menudo aliadas con los extremismos religiosos, que se está produciendo en todos los continentes, alentado y reforzado por las estructuras patriarcales de muchos Estados. Amenaza los logros del Estado de derecho y la primacía del derecho positivo. Ataca los derechos humanos de forma general y, más especialmente, los derechos de las mujeres, instrumentaliza las “especificidades” culturales en detrimento de la universalidad de los derechos humanos, pone en tela de juicio la igualdad entre hombres y mujeres y hace peligrar determinados derechos, entre ellos, los derechos sexuales y reproductivos, que constituyen una primera etapa hacia el empoderamiento de las mujeres y las niñas y son una condición necesaria para el logro de la igualdad entre los géneros.

A este doble marco, se suman otras realidades de violencia que se están intensificando y perduran de forma alarmante, en particular en contextos de crisis, ocupación y guerra. [3] Desde la aparición de la Covid-19, los datos e informes de quienes se encuentran en primera línea muestran cómo se han intensificado todos los tipos de violencia sexual y de género, especialmente la violencia en el hogar. En los contextos de guerra y crisis, la violencia sexual y machista adquiere formas especialmente atroces, y las mujeres —aunque también los hombres— sufren violaciones, a menudo violaciones en grupo, esclavitud sexual, mutilaciones sexuales, delitos cometidos tanto por las fuerzas de defensa y seguridad y sus agentes, como por grupos extremistas no estatales, así como feminicidios. [4]

La FIDH está alarmada por esta tendencia de retroceso y denuncia el hecho que diversas instituciones intergubernamentales internacionales no han estado a la altura de los problemas a los que se enfrentan las mujeres en todo el mundo, a pesar que tienen el mandato de abordarlos. Además, la FIDH deplora que los Estados no cumplan con su obligación de “prevenir los actos de violencia de género contra la mujer, proteger a las mujeres de tales actos y hacer que sus autores rindan cuentas”. [5]

Independientemente del contexto y la situación, la marginalización de las mujeres y las niñas, al igual que la reducción de los derechos de las mujeres, son reales. Tanto en tiempos de paz como de guerra, las mujeres se encuentran en condiciones políticas y socioeconómicas cada vez más precarias. La intensificación de las diferentes formas de violencia sexual forma parte de un proceso continuo de violencia derivada de la discriminación interseccional inherente al sistema patriarcal y de las relaciones estructurales desiguales entre los hombres y las mujeres en todo el mundo.

La FIDH está convencida que es prioritario luchar por la igualdad y erradicar la discriminación y la violencia que sufren las mujeres mediante la participación de todos los actores, tanto públicos como privados, así como de las organizaciones de la sociedad civil, en la toma de medidas conjuntas en favor de la igualdad, con objeto de lograr cambios profundos en las sociedades y la instauración de relaciones de género equitativas.

Por ello, con ocasión del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres y de los 16 días de activismo contra la violencia de género:

• La FIDH hace un llamamiento a los Estados para que ratifiquen, protejan, respeten y apliquen la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer (CEDAW), la Convención de Estambul sobre la prevención y la lucha contra la violencia contra la mujer y la violencia doméstica, [6] así como los diversos instrumentos de derecho internacional relativos a la protección de los derechos de la mujer. La FIDH hace un llamamiento a los Estados que han ratificado la Convención CEDAW para que levanten las reservas que impiden la implementación de la Convención. La FIDH pide a los Estados Partes de la Carta Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos que apliquen las directivas de la Comisión Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos (CADHP) sobre la lucha contra la violencia sexual y sus consecuencias en África.

• La FIDH insta a los Estados a adoptar medidas a largo plazo para proteger a las mujeres contra las consecuencias de las crisis, ocupaciones y guerras, y las pandemias que afectan su dignidad e integridad moral, física y sexual y de las que son las principales víctimas.

• La FIDH recuerda que la lucha por la igualdad de género es un asunto de todas las personas. Las violencias contra las mujeres son violaciones de los derechos humanos que atentan contra la dignidad humana de todos y todas.

• La FIDH hace un llamamiento al movimiento generalista de defensa de los derechos humanos para que refuerce su compromiso y solidaridad, alianza y apoyo indefectible a los movimientos y organizaciones feministas que promueven los derechos de las mujeres y luchan contra la impunidad de todas las formas de violencia sexual y de género.

En todo el mundo, únanse a nosotras.

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