El amor no sabe de rejas
El amor es parte de la historia de odio que más sangre derramó en el Perú durante los últimos 30 años. Abimael Guzmán, líder histórico de Sendero Luminoso, y el ex presidente Alberto Fujimori parecen haber dejado atrás los tiempos de las emboscadas y las ejecuciones sumarias y ahora, presos los dos, sólo piensan en el casamiento.
Primera modificación: Última modificación:
Casamiento de su hija, en el caso del ex mandatario peruano, y en el suyo propio, en el caso de Ismail Guzmán.
Todo empezó cuando Sachi, la hija menor de Fujimori, pidió y consiguió la autorización del Ministerio del Interior para casarse en la prisión de máxima seguridad que lo alberga al haber sido condenado a 25 años por ser el autor intelectual del asesinato de 25 personas.
El ex jefe guerrillero, enterado del favor, también reclama su boda. Quiere casarse también en prisión con su novia Elena Iparraguirre, ex número dos de la organización armada y también detenida.
Entrevista a Gloria Cano (Perú)
Esta situación reabrió el debate sobre la guerra sucia en el Perú y sobre los supuestos privilegios de los presos más famosos del país.
El presidente peruano Alan García declaró que en el caso Fujimori no hubo trato preferencial. Tratando de ser magnánimo, adelantó que en el caso de Guzmán, la boda se efectuará si se ajusta a las normas legales.
Entrevistada: Gloria Cano, abogada y activista de Aprodeh –Asociación Pro Derechos Humanos-, la ONG peruana que obró por llevar a Fujimori en la cárcel.
Boletín de noticiasNoticias internacionales esenciales todas las mañanas
Suscribo