Poco más de un año de los primeros casos de covid-19, las cifras no son alentadoras. Las Américas sigue siendo la región con mayor número de muertes y más casos de contagios (llegando casi a 1,4 millones de muertos al 07 de Abril), para lo cual América Latina cuenta con más de 800 000 personas fallecidas, lo que representa más del 25% de los fallecimientos a nivel mundial. Brasil, rebasa los 13 millones de diagnosticados alcanzando los 336 947 decesos; México le sigue con 204 985 personas fallecidas, Colombia con 64 524, Argentina con 56 634 y Perú con 53 411. [2] Además, algunas de las nuevas variantes presentan una mayor transmisibilidad y síntomas más graves.
Las vacunas contra el covid 19 deben ser un bien común al servicio de la humanidad. No obstante, hoy por hoy existen profundas inequidades entre el Norte y el Sur Global sobre el acceso a las vacunas. Países como Gran Bretaña y Canadá han adquirido suficientes suministros para dar a cada persona cuatro dosis de la vacuna de covid-19. A mediados de febrero, sólo 10 países habían administrado el 75% de las vacunas disponibles [3] mientras que en América Latina, Chile es el país con mayor vacunación en la región con 21,58% de vacunados. [4] El resto de países de la región no alcanzan ni el 2,5% [5] e incluso Colombia con 0,79% a pesar de ser uno de los países con un mayor número de casos de contagios de la región. [6]
Pese a la existencia de iniciativas como la del COVAX, los esfuerzos para tener una distribución de las vacunas más equitativa no son suficientes ya que son pocos los países latinoamericanos que hasta ahora han recibido algunas dosis de este mecanismo. [7]
Frente a la necesidad de lograr que al menos 70% de la población mundial esté inmunizada para superar la pandemia, más de 90 países, con el liderazgo de India y África del Sur, se han unido para proponer a la Organización Mundial del Comercio (OMC) la suspensión temporal de la propiedad intelectual sobre las tecnologías, medicamentos y vacunas contra el covid-19 [8] , favoreciendo el intercambio de conocimientos y de experiencias, así como la autorización para producir medicamentos e insumos genéricos. Esta suspensión de los patentes sobre algunos productos permitiría aumentar la producción en volumen y una mayor repartición a nivel mundial.
En la reunión que se llevó a cabo hace unos días en la OMC sobre este punto, Estados Unidos junto con la Unión Europea, Reino Unido, Japón y Australia bloquearon la iniciativa. El punto será discutido nuevamente en abril. Se necesita la unanimidad para que el punto sea aceptado.
La FIDH y las organizaciones abajo firmantes llaman a los Estados miembros de la OMC a votar a favor de la suspensión temporal de las patentes de las vacunas del covid-19 para garantizar la inmunidad rápida frente a esta pandemia, flagelo que afecta gravemente el goce y ejercicio de los derechos humanos de las personas en la región.
Este llamamiento a la exención de la aplicación de los derechos de propiedad intelectual como medio de asegurar las obligaciones de los Estados de tomar todas las medidas necesarias para garantizar el derecho a la salud en el contexto de Covid-19 ha sido apoyado por numerosos mecanismos de derechos humanos de la ONU, incluidos el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales y los Procedimientos Especiales de la ONU. Es lamentable que la última resolución del Consejo de Derechos Humanos de la ONU sobre ’’garantizar el acceso equitativo, asequible, oportuno y universal de todos los países a las vacunas en respuesta a la pandemia de la enfermedad por coronavirus’’ no haya pedido esta exención debido a la presión política de los mismos Estados que están bloqueando su adopción en la OMC.
Consideramos que los argumentos de los Estados que bloquean ese acuerdo no tienen fundamento
Primero argumentan que esta suspensión arruinaría el incentivo que constituye la propiedad intelectual para la investigación acerca de vacunas. En realidad, la suspensión que se solicita está limitada en tiempo y ámbito pues su objetivo es facilitar el acceso global a los productos relacionados con covid-19. Además la mayoría de las empresas desarrolladoras de vacunas ya han recibido un amplio apoyo de los gobiernos para la etapa de investigación y desarrollo, lo que reduce la necesidad de monopolios de patentes (que se supone que compensan los grandes gastos de capital iniciales). Paradójicamente, más de 7 mil millones de euros de fondos públicos [9] se han utilizado para apoyar la investigación de las grandes farmaceúticas sobre las vacunas del covid-19.
Segundo, insinúan que de todas formas no existe capacidad suficiente en el Sur para producir las vacunas. Esto debe ser comprobado, ya que hay numerosas empresas especializadas en remedios genéricos en el mundo entero que podrían producir las vacunas.
Por todas estas razones, llamamos a todos los Estados a aceptar la suspensión temporal de las reglas de la OMC de propiedad intelectual relacionadas con los productos farmacéuticos que puedan disminuir los síntomas o la contaminación por covid-19.
La vacuna del covid-19 debe ser un bien común. El saber científico que ha dado lugar a notables innovaciones debe seguir estando al servicio del desarrollo, la humanidad y de la paz. [10]