Burundi: un año de crisis sangrienta

26/04/2016
Caso
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El 26 de abril de 2015, miles de personas salieron a las calles de Bujumbura, la capital de Burundi, para manifestarse pacíficamente contra la decisión del presidente Pierre Nkurunziza de presentarse a un tercer mandato. La represión por parte de las fuerzas de policía fue inmediata y brutal. Cinco civiles fueron asesinados por disparos, entre ellos, un estudiante de diecisiete años, Jean Nepomuscène Komezamahoro, que fue abatido a quemarropa por un agente de policía cuando se había rendido, estaba arrodillado y con los brazos en alto.

Ese día marcó el comienzo en Burundi de una sangrienta crisis con por graves violaciones de los derechos humanos, en su mayor parte perpetradas por las fuerzas de seguridad de Burundi por orden de las autoridades. Un año después, el saldo de la represión parece haber alcanzado un mínimo de 700 personas asesinadas, 4 300 en prisión, 800 desaparecidas, cientos de personas torturadas, decenas de mujeres víctimas de violencia sexual y miles de detenciones. 250 000 de personas ya han abandonado el país.

Desde abril de 2015, la FIDH y su organización miembro en Burundi, ITEKA, han venido informando sobre las graves violaciones que se están cometiendo, especialmente con ocasión de la misión de investigación realizada en marzo de 2016 en el país. Asimismo, alertaron a la comunidad internacional del riesgo existente de que se cometan crímenes en masa y actos de genocidio. El 14 de abril de 2016, instaron a la fiscal de la Corte Penal Internacional (CPI) a abrir una investigación preliminar de la situación en Burundi, lo que hizo el 25 de abril.

Un año después, nuestras organizaciones han recogido en este informe las conclusiones de sus investigaciones e instan a la comunidad internacional a actuar inmediatamente para detener este ciclo de muerte y violencia y para prevenir posibles atrocidades en masa. La FIDH y la liga ITEKA rinden homenaje a todas las víctimas de la crisis.

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