¿Relevante a medias? Las respuestas del Consejo de los Derechos Humanos a las crisis incipientes

En una ironía del destino, al concluir su 28º periodo de sesiones, el Consejo de los Derechos Humanos (CDH) de las Naciones Unidas demostró su influencia como principal organismo internacional de derechos humanos solo en lo referido a algunas cuestiones y países —vigilancia de masas, la relación entre libertad de expresión y religión y, hasta cierto punto, Siria— ante los que la comunidad internacional parece haber estado en punto muerto. En cambio, el CDH no ha cumplido su mandato de responder enérgicamente a las crisis de los derechos humanos, desde Azerbaiyán a Sudán del Sur y Egipto, o lo ha hecho de manera desequilibrada y unilateral, como en el caso de Iraq.

El Consejo ha aprovechado la oportunidad para mostrar su influencia, al abordar los ataques y desafíos contra los derechos humanos individuales. En primer lugar, como ha puesto en evidencia el caso PRISM de la NSA, la vigilancia masiva es un gran problema para los derechos humanos en todo el mundo. Al crear el mandato de Relator Especial de la ONU sobre el derecho a la privacidad, el consejo abordó la falta de seguimiento específico y de informes a escala internacional sobre este derecho. El nuevo mandato cubrirá todos las cuestiones relacionadas con el derecho a la intimidad (en inglés), incluida la vigilancia masiva.

En segundo lugar, como se demostró tras los ataques en París, Copenhague y Túnez, el derecho a la libertad de expresión se ve amenazado por quienes quieren restringirlo apelando al "respeto a la religión" o a los "símbolos religiosos" (en inglés). En este contexto, al aprobar dos resoluciones consensuadas sobre el tema, el consejo reafirmó las normas internacionales existentes e impidió que se volviese a abrir el perjudicial debate sobre "difamación de la religión" que le desgarró hace algunos años. Será necesario proseguir con estos esfuerzos y mejorar la supervisión de los Estados, inclusive de los que son miembros del CDH y usan la religión como excusa para aplicar mano dura contra la disidencia o para justificar violaciones y abusos de los derechos humanos.

A pesar de la falta de avances en el terreno político y militar en Siria, al adoptar una resolución pidiendo que se determinen responsabilidades por las atrocidades cometidas por el Gobierno y por las fuerzas amadas de la oposición, en la que se menciona a la Corte Penal Internacional (ICC), el CDH ha recordado a la comunidad internacional de la importancia tener en cuenta la dimensión de los derechos humanos en el conflicto y en cualquier perspectiva de paz. "Mientras que en Nueva York el Consejo de Seguridad está paralizado por el doble veto de China y Rusia, la voz de la comunidad internacional expresa su opinión en Ginebra, en el Consejo de los Derechos Humanos, en el que ningún país tiene poder para bloquear una resolución," afirmó el presidente de la FIDH, Karim Lahidji. "Sin embargo, el consejo debería hacer más en Siria, empezando por pedir claramente que se remita la situación a la Corte Penal Internacional y se libere a todos los activistas pacíficos detenidos por el Gobierno y por los grupos armados de la oposición," añadió.

Al ampliar los mandatos de los Relatores Especiales de la ONU sobre Irán y Birmania/Myanmar, el CDH ha cumplido asimismo con su responsabilidad de recordar que esos países no han mejorado sus terribles historiales en materia de derechos humanos y que las negociaciones nucleares (en inglés) y el discurso sobre la "apertura de Birmania/Myanmar" (en inglés), respectivamente, no deberían distraer la atención sobre los derechos humanos.

Sin embargo, el consejo no ha logrado en absoluto cumplir su mandato en las crisis de derechos humanos de Azerbaiyán, Bahrein, Egipto, Iraq y Sudán del Sur, entre otros. En Sudán del Sur(en inglés), donde se han cometido con total impunidad crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad, el CDH ha permanecido paralizado ante la necesidad de justicia y responsabilidad. Tras el fracaso de las iniciativas regionales africanas para acabar con la crisis, el consejo no ha conseguido responder a los llamamientos para la creación de un Relator Especial con el mandato de supervisar e informar públicamente sobre la situación en el país " El Consejo de Derechos Humanos no puede seguir fallando a las personas de Sudán del Sur," afirmó Paul Nsapu, secretario general de la FIDH. "La apatía no es una alternativa válida." añadió.

"De nuevo, el CDH en su conjunto ha mantenido silencio en lo que respecta a Azerbaiyán, Bahrein y Egipto, sin dar respuesta a las graves y generalizadas violaciones de los derechos humanos ni a la persecución que sufre la sociedad civil independiente en esos tres países," afirmó Tolekan Ismailova, vicepresidenta de la FIDH.
Por último, la resolución que el Consejo adoptó sobre Iraq [1] es débil, breve y totalmente desequilibrada, puesto que se centra en las atrocidades cometidas por el Daesh y no hace un llamamiento inequívoco para que el Gobierno ponga fin a los crímenes cometidos por sus fuerzas de seguridad y milicias asociadas. Las víctimas de las atrocidades, independientemente de quien las cometidas, merecen igualdad del trato y el consejo no debería repetir sus planteamientos unilaterales ante las crisis de derechos humanos, como en el caso de Afganistán o Iraq.

Antecedentes:
El Consejo de Derechos Humanos, un órgano subsidiario de la Asamblea General, es el organismo principal de las Naciones Unidas responsable de la promoción y la protección de los derechos humanos. Se reúne en tres periodos de sesiones ordinarios al año en Ginebra. Su 28º periodo de sesiones ordinario se desarrolló a lo largo de cuatro semanas, del 2 al 27 de marzo de 2015, durante las cuales el consejo adoptó 27 textos, que incluyen 34 resoluciones (tanto para países concretos como temáticas) y tres declaraciones de la presidencia. Su 29º periodo de sesiones ordinario tendrá lugar del 15 de junio al 3 de julio de 2015.

Durante el 28º periodo de sesiones del consejo, la FIDH organizó cuatro eventos paralelos, sobre Irán, Birmania/Myanmar, Sudán del Sur y la relación entre la libertad de expresión y la libertad de culto o creencias, y dos sesiones informativas, sobre la libertad de culto en Pakistán y sobre Belarús. También contribuyó a organizar 14 eventos paralelos, sobre temas como los defensores y defensoras de los derechos humanos, las empresas y los derechos humanos, Azerbaiyán, Bahrein, los países del Golfo, la Unión Europea y Palestina.

En las sesiones plenarias realizó 10 declaraciones orales y se unió a otras 6 presentadas por otras ONG. Su vicepresidente, que también es presidente del Centro Viasna de Derechos Humanos, Ales Bialiatski, se dirigió al consejo durante las sesiones de carácter general, inmediatamente posteriores a las sesiones de alto nivel dedicadas a los jefes de Estado, de Gobierno y a los ministros.

Las actividades de la FIDH, así como sus análisis de las iniciativas, tendencias y acontecimeintos, se han publicado en Storify (en inglés).

Leer más