Este 2 de junio es un día de cambio para México. En estas elecciones, las candidatas han debatido cómo luchar contra la migración, la política exterior, la economía, el crimen organizado, entre otros. La crisis mexicana va más allá del narcotráfico, y su impacto es de los más graves de América. Más de 110.000 personas han desaparecido, más de 250.000 fallecieron y más de 50.000 han sido víctimas de tortura.
El crimen organizado, frecuentemente pactando con miembros del mismo Estado mexicano, es el responsable de estos crímenes y de facilitar una impunidad estructural.
Pero ¿Qué se puede hacer frente a esta situación?
Los responsables no solo pertenecen al crimen organizado, sino es una acción en conjunto con agentes del Estado. Frente a esta dramática situación, se han formado colectivos de familiares de desaparecidos principalmente por hermanas, madres, esposas, quienes, con pico y pala en mano, han destapado las fosas clandestinas más grandes del continente, con la esperanza de encontrar a sus seres queridos, desaparecidos sin razón o justicia alguna.
Gracias a su ímpetu y amor, como prueba de que sí se puede, se han localizado más de 5000 fosas en todo el país. Según el Comité contra la Desaparición Forzada de las Naciones Unidas, más de 52.000 personas fallecidas se encuentran en fosas comunes o instalaciones de servicios forenses. Debido a las condiciones actuales de la justicia, se tardarían unos 120 años ser identificados.
La Federación Internacional por los Derechos Humanos (FIDH), junto con IDHEAS Litigio Estratégico y otras organizaciones de la sociedad civil, documenta y denuncia la comisión de patrones de criminalidad, que constituyen crímenes de lesa humanidad en distintos estados de México, incluyendo Baja California, Coahuila, Chihuahua, Nayarit y Veracruz. Pese a ello, la mayoría de las víctimas siguen esperando justicia.
Este 2 de junio es la oportunidad de generar un cambio. Hasta hoy, las autoridades judiciales no reconocen la posible existencia de crímenes de lesa humanidad y por ende no utilizan los estándares de investigación apropiados para tal masividad de desapariciones forzadas.
Ayúdanos a pedirle a la futura presidenta que construya un sistema judicial eficiente que si use un sistema donde se investiguen los patrones para poder llegar a los autores intelectuales de estos crímenes de lesa humanidad, a la cadena de mando, a la colusión con autoridades. Esta es una tarea gigantesca, pero no más grande que el amor por un ser querido.
Por las miles de víctimas que pese a todas las injusticias, siguen cantando en las calles: “hasta encontrarlos”