Derechos de los Migrantes

Las personas migrantes representan 3,2% de la población mundial. Esta cifra tiene en cuenta tanto a los refugiados y refugiadas que huyen de persecuciones o a causa del temor a las persecuciones, a los desplazados ambientales, a quienes salen de su país en busca de trabajo e incluso a los jubilados y jubiladas del norte, que parten en busca de lugares más soleados en los que vivir. Si bien este porcentaje ha permanecido estable de forma general desde hace años, los factores de la movilidad, obligada o elegida, son hoy más complejos y los países de destino se han diversificado. Teniendo en cuenta la atracción que ejercen los países emergentes (Brasil, India, China), los países petroleros como los del Golfo o ciertos países de África, la mayoría de las migraciones se efectúan hoy día hacia el sur (sur-sur o norte-sur) o del norte al norte. A pesar de esta diversificación de los flujos migratorios y del hecho de que la movilidad humana sea un fenómeno inherente a nuestro mundo globalizado, los países del norte siguen estando obsesionados por el temor a la "invasión" de migrantes pobres provenientes del sur. Como consecuencia, la vulnerabilidad de las personas migrantes se agrava con el creciente refuerzo de las políticas de seguridad de control de las migraciones. Mientras los Estados Unidos continúan "protegiéndose" tras de un muro ilusorio, Europa refuerza el control de sus fronteras exteriores con la ayuda de Frontex y obliga así a las personas exiliadas a tomar rutas cada vez más peligrosas que con frecuencia les conducen a la muerte, transformando poco a poco el Mar Mediterráneo en un gigantesco cementerio.
Estas políticas hacen que primen los intereses económicos y de seguridad por encima del respeto a los derechos humanos. Las respuestas que aportan las instituciones internacionales a la necesidad de proteger a las personas migrantes siguen siendo insuficientes e incluso deficientes.
La FIDH ha convertido la protección de los derechos de las personas migrantes en una prioridad:
• A través de su red, presente en los países de salida, de tránsito y de llegada, la FIDH documenta las violaciones de los derechos humanos de las personas migrantes durante todo su recorrido e insta a las autoridades nacionales a que reformen sus legislaciones y sus políticas migratorias;
• En este contexto, la FIDH participa en la campaña para la ratificación universal de la Convención internacional sobre la protección de los derechos de todos los trabajadores migratorios y de sus familiares;
• La FIDH lucha contra la impunidad de los autores de violaciones de los derechos humanos de las personas migrantes, especialmente a través de procesos judiciales estratégicos;
• La FIDH denuncia incansablemente el fracaso de la política migratoria europea y aboga ante instituciones de la UE en favor de una reforma completa de esta política.

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  • Política migratoria europea

    La Unión Europea continúa su política de cierre y continúa haciendo especial hincapié en la protección de seguridad de las fronteras, con la ayuda de su agencia Frontex. La falta de vías de acceso legales y seguras empuja a quienes tratan de llegar a Europa a tomar rutas cada vez más peligrosas, poniendo su vida en manos de pasadores de personas poco escrupulosos. La UE hace recaer cada vez más la responsabilidad del control de las personas migrantes sobre los países de partida y de tránsito, como los países del norte de África, donde persisten graves violaciones de los derechos de las personas migrantes.
    Ante la crisis actual de la política migratoria europea, la FIDH aboga aún más firmemente por:
    • La apertura de vías de acceso legales y seguras (concesión de visados, aumento de plazas para la reinstalación, facilidades para reagrupar a las familias, supresión de los visados de tránsito aeroportuarios…);
    • La derogación del reglamento Dublín y el respeto del derecho de las personas migrantes a presentar una demanda de asilo en el país de su elección;
    • El fin de toda cooperación en materia migratoria con los Estados de origen y de tránsito hacia Europa que no respetan los derechos humanos de las personas migrantes.

  • Trabajadores migrantes

    Los trabajadores y trabajadoras migrantes, en particular cuando se encuentran en situación irregular, son víctimas de múltiples violaciones de sus derechos, tanto en los países de tránsito como en los países de acogida, donde a menudo son explotados por patronos poco escrupulosos. En los Estados del Golfo, caen en la trampa del sistema de los llamados "patrocinadores" que les encadena a sus patronos y no les permite dejar su empleo y ni tan siquiera salir del país. En la República Dominicana, los obreros agrícolas haitianos trabajan en las plantaciones de caña de azúcar sin disfrutar de ninguna protección social, sanitaria o jubilación. En Rusia la represión contra los trabajadores y trabajadoras de Asia central se acentúa y se multiplican las detenciones arbitrarias, así como la violencia y las expulsiones.

    La Convención internacional sobre la protección de los derechos de todos los trabajadores migratorios y de sus familiares, adoptada por las Naciones Unidas en 1990, ha sido ratificada por un número creciente de estados, pero hasta el momento no lo ha sido por ningún miembro de la Unión Europea.

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