La Federación Internacional de los Derechos Humanos (FIDH) reunida en Taipei, Taiwán del 21 al 25 de octubre de 2019 en su 40 Congreso Mundial,
A pesar de que hace casi 100 años que se fundó nuestra Federación y más de 70 que se adoptó la Declaración Universal de Derechos Humanos, la universalidad de los derechos humanos nunca ha estado tan cuestionada y atacada, tanto en el plano normativo como en el político. Por lo tanto, el movimiento de los derechos humanos se debe movilizar, defender las promesas consagradas en la Declaración Universal de Derechos Humanos y luchar contra todo ataque a su universalidad. Para nosotros es un imperativo.
1. Las crisis a enfrentar
1a. Promover un multilateralismo basado en los derechos humanos
Los instrumentos y mecanismos regionales e internacionales de defensa de los derechos humanos han inspirado numerosos avances y han constituido un medio para la universalización de los derechos humanos. Además, son fundamentales para permitir a los defensores y defensoras de derechos humanos hacer oír su voz y condenar las violaciones.
Sin embargo, su eficacia y su impacto se han visto afectados y los medios a su disposición disminuyen.
El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, cautivo del derecho de veto de sus cinco miembros permanentes, ha dejado de cumplir plenamente sus funciones ante la multiplicación de las crisis. Esto se refleja en su incapacidad para responder a crisis como las de Siria, Crimea o Palestina en un marco de respeto de los derechos humanos, por y para ellos.
La justicia internacional también se enfrenta a múltiples desafíos, entre otros, las dificultades que encuentra para desplegarse de forma universal, para que las grandes potencias rindan cuentas por sus responsabilidades y por la multiplicación de las políticas hostiles que obstaculizan la justicia universal. Los recientes ataques de la administración Trump contra la CPI y su personal son el último ejemplo de ello.
La gobernanza económica se lleva a cabo fuera de los foros multilaterales mundiales y contraviene los compromisos internacionales en materia de derechos humanos, mientras que las iniciativas internacionales para conciliar economía y derechos humanos encuentran muchas dificultades para materializarse.
Al mismo tiempo, el mapa geopolítico mundial y las relaciones entre los Estados están cambiando, al igual que el reparto de poderes entre los agentes públicos y privados. Diferentes actores están consolidando su posición a escala mundial, aunque su objetivo sea socavar el orden internacional y la protección de los derechos humanos.
El multilateralismo se debe poder repensar, renovar y fortalecer en su función de garante de una gobernanza mundial al servicio de los derechos humanos.
1b. La promoción de los derechos humanos y del Estado de derecho en las democracias en crisis
Las democracias eligen líderes que promueven políticas conflictivas, autoritarias e iliberales. Estas políticas restringen las libertades, cuestionan la universalidad e indivisibilidad de los derechos humanos y limitan el alcance de los sistemas de protección universal.
La instrumentalización y confiscación de la democracia por parte de los regímenes populistas de extrema derecha o autoritarios plantean nuevos desafíos para los defensores y defensoras de los derechos humanos. La resistencia y la resiliencia deben ir acompañadas del fortalecimiento de las alianzas entre las organizaciones de derechos humanos y los movimientos de sociales.
2. Ampliar nuestros horizontes: expandir el alcance y las normas en materia de derechos humanos
Las sociedades contemporáneas se enfrentan a nuevos retos que únicamente pueden abordarse eficazmente si los derechos fundamentales sirven de marco.
2a. Tecnologías digitales
Las tecnologías digitales son cada vez más indispensables para servir a la labor de los defensores y defensoras de los derechos humanos en todo el mundo y para dar voz a las poblaciones oprimidas y marginadas en la medida en que tengan acceso a ellas. Lamentablemente, también las utilizan los regímenes autoritarios para identificar y reprimir las voces disidentes. Del mismo modo, los avances que suponen los algoritmos y la inteligencia artificial están abriendo nuevos horizontes, en particular en los ámbitos de la atención médica, el transporte o la educación y, lo que es más problemático, como instrumentos auxiliares de la policía o de la judicatura con carácter predictivo. También pueden suponer una amenaza para el funcionamiento de las democracias, los derechos humanos y el Estado de derecho. Por lo tanto, es fundamental realizar evaluaciones del impacto de estos sistemas en los derechos humanos, generalizar la educación digital y adoptar textos internacionales vinculantes destinados a garantizar el derecho de acceso a Internet para todas las personas, la protección de la intimidad y de los derechos humanos, así como su protección y defensa de manera eficaz en estos nuevos entornos.
2b. Utilizar los derechos humanos para abordar los retos ambientales
La humanidad se enfrenta a un gran reto desde el comienzo del calentamiento global. Sin embargo, sus consecuencias también se aprecian desde la perspectiva de los derechos humanos: aumentan las desigualdades y la discriminación y se agudiza la migración, los defensores son objeto de ataques y las comunidades se ven gravemente afectadas.
Las personas tienen derecho a un medioambiente sano y a protección frente a los ataques contra la vida. Los derechos colectivos relacionados con el medioambiente, el derecho a la tierra y al agua merecen un mayor reconocimiento y fortalecimiento.
2c. El fortalecimiento de la responsabilidad y las obligaciones de las empresas
La regulación de las empresas está avanzando en todo el mundo y se multiplican las iniciativas que les obligan a rendir cuentas por las violaciones de los derechos humanos que cometen. Tras la adopción en 2011 de los Principios Rectores de las Naciones Unidas sobre Empresas y Derechos Humanos, las Directrices de la OCDE y el fortalecimiento de la legislación que exige a las empresas que respeten los derechos humanos en su cadena de suministro, medidas a las que se debe dar contenido y eficacia, también debemos apoyar las dinámicas emergentes destinadas a seguir fortaleciendo el marco de rendición de cuentas de las empresas a nivel regional, nacional e internacional. En este contexto se inscriben las negociaciones en el marco de las Naciones Unidas para la elaboración de un tratado vinculante sobre empresas y derechos humanos.
3. Consolidar los fundamentos de nuestro movimiento: hacer del disfrute y del respeto de los derechos humanos una realidad para todos
Los derechos humanos tienen validez siempre que se refieran a todas y cada una de las personas. De lo contrario, los derechos se convierten en privilegios para unos pocos. Nuestro movimiento debe seguir trabajando para que los derechos humanos y la justicia social pasen a ser una realidad universal.
3a. Defender a los defensores
Cada vez más, el debate público presenta a los defensores y defensoras de los derechos humanos, verdaderos agentes de cambio en todo el mundo, como "amenazas a la seguridad nacional", "terroristas", "traidores" y "enemigos del Estado" o del "desarrollo" por oponerse o criticar las políticas que ponen en marcha las autoridades, o incluso por denunciar el impacto de las actividades económicas o la expropiación de las comunidades locales.
Amparados en esta retórica, los Gobiernos están atacando la acción de la sociedad civil a través de medidas antiterroristas nacionales e internacionales e imponen diversas restricciones a las ONG, lo que limita su capacidad de acción. Cada vez son más los lugares del mundo en los que la libertad y la seguridad de los defensores y defensoras de los derechos humanos se ven amenazadas.
3b. Modificar los relatos para las personas migrantes y refugiadas
La desigualdad mundial y la desigual distribución de la riqueza son una importante causa de migración. Mientras continúe aumentando la desigualdad en la distribución de la riqueza, los flujos migratorios no harán más que intensificarse.
La comunidad internacional y la sociedad civil deben trabajar juntas para combatir las violaciones de los derechos que conducen a la migración, desarrollar políticas que hagan que las rutas de migración sean seguras y combatir la criminalización de los defensores y defensoras de los derechos humanos que ayudan a las personas migrantes. La integración de las personas migrantes no puede llevarse a cabo en condiciones de segregación. La segregación alimenta el discurso de extrema derecha que considera a las personas migrantes como invasores. Cambiar esa narrativa es un gran reto, de lo contrario, los derechos y la cohesión social están seriamente amenazados.
3c. Responder a las amenazas a la universalidad de los derechos de las mujeres
En todo el mundo, los derechos de las mujeres son objeto de restricciones o incluso de alienación a causa de la instrumentalización del patrimonio cultural y religioso, las tradiciones ancestrales y las prácticas discriminatorias de origen patriarcal.
Muchas mujeres sufren discriminación a la hora de reconocer y disfrutar de sus derechos en el seno de la familia, de su derecho a la salud, sus derechos reproductivos y sexuales y de sus derechos económicos, sociales y políticos, tanto en lo que se refiere a igualdad en el derecho como ante la ley. Son víctimas de violencia y trata o de femicidio.
En contextos de regímenes dictatoriales, de crimen organizado, de conflicto, de cambio de régimen político, las mujeres también son víctimas de violencia sexual. Algunos utilizan la violación como arma de guerra y de limpieza étnica. Son objeto de una violencia extrema y de la violación de sus derechos humanos, de su ciudadanía y de su dignidad.
La Federación debe continuar su trabajo en defensa de los derechos de las mujeres en estos contextos particularmente difíciles.
3d. La lucha contra la discriminación de las personas LGBTI+
A menudo se cuestiona el concepto de universalidad de los derechos humanos, especialmente cuando se trata de defender los derechos de las personas LGBTI+. En algunas sociedades sus detractores consideran que estos derechos son un reflejo de "valores occidentales". Se discrimina a las personas LGBTI+ y se las utiliza como coartada para que sirvan de chivo expiatorio que amenaza a la comunidad, sus valores y tradiciones particulares, a menudo llamados nacionales. En muchos países la lucha por la igualdad de las personas LGBTI+ sigue estando liderada por organizaciones especializadas, y únicamente de forma marginal se incorpora en el trabajo de las organizaciones generalistas de derechos humanos. Sin embargo, muchos países han logrado reducir la discriminación, en particular mediante la movilización de los jóvenes. Crece la lista de países donde el matrimonio entre personas del mismo sexo se ha legalizado y se lucha contra las legislaciones represivas. El objetivo es identificar mejor los modos, las condiciones y los motivos de estos avances con el fin de permitir su capitalización.
3e. La lucha contra la pena de muerte
El derecho a la vida sigue siendo precario y se ve amenazado por la aplicación de la pena de muerte. Asia cuenta con el mayor número de países no abolicionistas así como con la mayor cantidad de ejecuciones del mundo. La justicia equitativa, el derecho a un juicio y a procesos justos son principios fundamentales cuyo respeto contribuye a limitar el uso de la pena de muerte y conduce a los países hacia la abolición.
3f. La justicia como herramienta para fortalecer la universalidad de los derechos
En su búsqueda de justicia, verdad y reparación, el primer paso para las víctimas de violaciones graves de los derechos humanos y de crímenes de derecho internacional es tener acceso a los tribunales penales nacionales del país donde se cometieron esos crímenes. Sin embargo, varios factores pueden obstaculizar el acceso efectivo a la justicia a nivel local o nacional: la falta de voluntad política o de capacidad de los sistemas nacionales de justicia, el debilitamiento o colapso total de los sistemas legales, la falta de independencia, los obstáculos políticos o la ausencia de medidas de protección para las víctimas o el personal judicial, por ejemplo. Por lo tanto, es necesario explorar otras formas de combatir la impunidad y establecer la responsabilidad de los autores. En consecuencia, debemos seguir apoyando el acceso efectivo de las víctimas de crímenes internacionales a otros mecanismos de justicia, a nivel nacional de conformidad con el principio de la competencia extraterritorial, a nivel regional o nacional, ante tribunales mixtos o internacionales, como la Corte Penal Internacional. Estos mecanismos plantean asimismo desafíos específicos y en constante evolución, pero también posibilidades de aprovechar las oportunidades que ofrece la arquitectura de la justicia mundial y garantizar el acceso a los agentes locales en cada etapa.
4. Rehabilitación de la universalidad de los derechos
La dignidad humana es el axioma de los derechos. Los seres humanos tienen dignidad por el simple hecho de ser humanos. De eso trata la universalidad. Los derechos humanos son la respuesta jurídica y política de la comunidad humana a la indignación causada por las experiencias más trágicas a las que se ha enfrentado y se sigue enfrentando la humanidad, empezando por las dos guerras mundiales del siglo XX. Los derechos humanos, antes incluso de ser ese objeto jurídico de gran riqueza, expresan la intuición de la universalidad del rechazo de la injusticia y de los ataques contra la dignidad humana.
Sean estas cuestiones antiguas o nuevas, debemos repensar de forma universal la manera de abordar los asuntos relacionados con la realización de los derechos y debemos basarnos en una gobernanza cosmopolítica que vaya más allá de las fronteras de los Estados y esté libre de intereses económicos.
La universalidad de los derechos humanos se articula perfectamente con las diferencias y disparidades culturales, económicas, sociales e históricas. Los derechos humanos constituyen una red de seguridad mínima para los intereses más fundamentales del ser humano, dotando de contenido a su dignidad. Los convenios internacionales de derechos humanos piensan en la diversidad para definir mejor este terreno común, intentan prohibir la discriminación a la luz de los criterios que históricamente han servido para excluir y marginar. Consagran los derechos culturales permitiendo, para muchos de ellos, ajustes según las particularidades o circunstancias, a excepción de los derechos absolutos como la prohibición de la tortura y los tratos inhumanos y degradantes. Estas disposiciones deben necesariamente seguir estando definidas por la ley, ser precisas, necesarias, proporcionadas a los objetivos perseguidos y no discriminatorias.
Los derechos humanos, indivisibles, son por tanto el derecho y el bien común y compartido de la humanidad. Los derechos protegen tanto la seguridad de nuestras comunidades como la dignidad individual.