La decisión del señor Almagro afecta fuertemente la independencia y la autonomía de uno de los principales órganos de la OEA, por un lado, al desconocer el reglamento de la CIDH y la decisión del pleno de la Comisión que en enero de este año había votado a la unanimidad por la renovación del mandato del Secretario Ejecutivo; y por otro lado, el hecho de manifestar su negativa a renovar el contrato del señor Abrão, el ultimo día del mismo, deja de facto a la CIDH sin persona a cargo de la Secretaria Ejecutiva, lo que redunda en una obstaculización grave al trabajo de la CIDH.
La FIDH y sus organizaciones en las Américas rechazan la comunicación de la Secretaría de Asuntos Jurídicos de la OEA señalando que el reglamento de la CIDH no vincula al Secretario General de la OEA, pues esta interpretación pretende desvincular no solo al Secretario General de sus obligaciones, sino que puede ser utilizada por los Estados para desvincularse de los procedimientos ante el Sistema Interamericano de Derechos Humanos.
Por lo anterior, las organizaciones alertan sobre las consecuencias que puede tener este tipo de intromisión en el trabajo de la CIDH y recuerdan que la OEA debe ser ante todo la garante de la independencia y autonomía de la CIDH, como pilar para seguir avanzando en la observación y defensa de los derechos humanos en las Américas.