Para concluir, esta Misión expresa dudas
sobre la efectiva imparcialidad e independencia de las
instancias encargadas de la vigilancia electoral, así como
la falta de credibilidad y legitimidad del proceso electoral
en su conjunto. Hemos constatado que no existen las
condiciones para realizar elecciones democráticas, libres
y transparentes. Tenemos temor por la autenticidad del
sufragio próximo a efectuarse.
Ademas, la Misión ha constatado la existencia de un
sentimiento generalizado de indefensión de la población
frente al poder del Estado, lo que hace temer que la
votación a favor del candidato-Presidente sea el resultado
de un conjunto de presiones de variada índole, y no la
expresión auténtica de la voluntad popular.
En este contexto, el proceso electoral no parece ser
una competencia libre y democrática en la que los
ciudadanos pueden optar por los candidatos y propuestas
de sus preferencias, sino más bien un procedimiento que
busca justificar o disfrazar lo que en realidad es la
perpetuación de un régimen autoritario con fuerte
presencia militar.