Tras seis semanas de audiencias, un tribunal francés de lo penal ha condenado a Pascal Simbikangwa por genocidio y complicidad en crímenes contra la humanidad por los actos cometidos durante el genocidio ruandés de 1994. Simbikangwa ha sido condenado a veinticinco años de cárcel.
La FIDH y su organización afiliada, la Liga Francesa de los Derechos Humanos, LDH, personadas como acusación popular en el caso, han luchado sin descanso para lograr que se celebrase este juicio y Francia cumpliese sus obligaciones jurídicas. Al término del proceso, al que han contribuido activamente las partes civiles, el fiscal solicitó la modificación de las acusaciones formuladas de "complicidad en genocidio" a "genocidio".
Este veredicto pone de relieve el papel fundamental que juega el principio de la jurisdicción universal para que un elevado número de víctimas logre que se les haga justicia.
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