El 9 de mayo de 2014, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas ha adoptado sanciones contra tres dirigentes centroafricanos: el expresidente François Bozizé, uno de los jefes de la milicia anti-Balaka, Levy Yakété, y el número dos de la antigua coalición rebelde Seleka, Noureddine Adam, por “haber cometido o apoyado actos que van contra la paz, la estabilidad y la seguridad de la República Centroafricana”. El 13 de mayo de 2014, el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, decidió establecer sanciones contra estos mismos individuos, así como contra el antiguo presidente Djotodia y contra Abdoulaye Miskine, antiguo miembro de la Seleka.
La FIDH, que llevó a cabo investigaciones en julio de 2013 y en febrero de 2014 sobre los crímenes internacionales cometidos en la República Centroafricana, y estableció la responsabilidad de los mismos, había presentado en marzo 2014 el resultado de estas investigaciones a las autoridades de la ONU y a las autoridades norteamericanas, en Nueva York y Washington, junto con un llamamiento para que se dictasen sanciones contra los autores de estas atrocidades. La FIDH procurará que estas sanciones se extiendan, cuando corresponda, a otros individuos y sean aplicadas por otros países e instancias internacionales para luchar eficazmente contra impunidad de los autores de los crímenes más graves.